El aborto, la Corte y la democracia UNI

(Embargada para sitios en internet hasta las 24:00 horas locales)Agustín BasaveDirector de Posgrado de la Universidad IberoamericanaEL UNIVERSALA Orla, por su cumpleañosAcabo de regresar de un viaje de trabajo a Boston. La impresión que me traigo de Estados Unidos es que la falla sociológica que divide a ese país en conservadores y liberales está ahondándose más de lo que creemos.Hace mucho que varios temas parten en dos a ese país -el aborto entre ellos- pero las cosas se han puesto más difíciles desde el triunfo de Barack Obama y particularmente a partir de la aprobación del Obamacare, el nuevo sistema de salud. La ultraderecha del nefasto Tea Party está llevando la disputa a niveles enfermizos, y la herida de la sociedad americana es cada vez más profunda.Impactado por la escisión de nuestros vecinos, llegué a México y me topé con un nuevo germen de polarización. Me refiero al proyecto de sentencia de la Suprema Corte que invalida la decisión de varias legislaturas estatales de proteger la vida desde el momento de la concepción. La duda me asaltó: ¿es conveniente que los mexicanos ampliemos nuestro catalogo de crispaciones, particularmente en esta hora de violencia criminal y encono político electoral? Me lo pregunto porque arrastramos otras fracturas -empezando por nuestra abismal desigualdad socioétnica- y porque hay una diferencia entre los habitantes de la Ciudad de México y los del resto del país que es en cierto modo una solución regional a un conflicto corrosivo: mientras que en la capital la correlación de fuerzas sociales favorece la legalización de la interrupción del embarazo, en la mal llamada "provincia" la mayoría de la gente está en contra del aborto.¿Es pertinente echar abajo lo legislado en este rubro por los Congresos locales? Si nadie posee la verdad absoluta, y si la Corte tiene un margen de interpretación, ¿por qué no apelar a la prudencia política y a la sensibilidad social? No es cierto que la oposición al aborto sólo pueda sostenerse desde una perspectiva religiosa, ni es verdad que la única conclusión científicamente fundada sea su legalización: se trata de una cuestión moral que atañe al inicio de la vida humana, sobre el cual los científicos no se ponen de acuerdo. Y para creer que una persona empieza a vivir al momento de la fecundación se necesita tanta fe como para asumir que eso...

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