“Antorcha será un partido político”

Carlos Benavides

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 21 (EL UNIVERSAL).- “Bienvenidos a Tecomatlán, Puebla. Cuna de Antorcha Campesina y Atenas de la Mixteca”. Esta es la frase inscrita en el arco monumental de recibimiento que, además de contar con un sistema de iluminación y fuentes danzantes, también es la sede de un museo.

Todo el que entra o sale del poblado tiene que cruzarlo. En esta acrópolis, de poco más de 5 mil habitantes y que cuenta con escuelas desde prescolar hasta un instituto tecnológico, que posee un moderno y complejo deportivo con estadios de futbol y beisbol, se juntaron hace 42 años 32 personas, la mayoría campesinos y algunos ingenieros agrónomos, para crear una organización llamada Antorcha Campesina. Según sus propias cifras, esos 32 se han multiplicado y hoy suman un millón 200 mil miembros.

En 1989, 14 años después de su nacimiento, el movimiento se afilió al PRI; hoy, tres décadas después, ese millón 200 mil votos está disponible para apoyar a quien no los considere como unos “arrimados” o “apestados”, como, asegura el fundador y líder máximo del movimiento, Aquiles Córdova Morán, hoy los miran dentro del Partido Revolucionario Institucional.

En entrevista con EL UNIVERSAL habla acerca de los señalamientos en su contra y hacia el Movimiento Antorchista Nacional, de las finanzas y negocios de esta organización, de su propia situación patrimonial y del futuro político de la agrupación.

Asegura que el Movimiento Antorchista está en camino a convertirse en un partido político nacional, pero antes, en un ejercicio de prospectiva, acepta que frente un escenario de condiciones adversas podría optar por una opción distinta a la del PRI y apoyar a algún candidato de otro partido en las elecciones presidenciales de 2018.

Este movimiento comenzó en 1974, ¿y ahora cuál es su tamaño?

—Comenzamos en 1974 y esos 32 nos hemos multiplicado, ahora somos aproximadamente un millón 200 mil antorchistas en todo el país.

El ingeniero Aquiles Córdova, como todos en Tecomatlán y en la organización se dirigen a él, relata que el nombre de la agrupación se lo puso su madre. Ella lo había visto en el título de una revista que en aquellos años circulaba la Confederación Nacional Campesina, el brazo agrario del PRI.

En el momento en que Antorcha Campesina tiene que escoger una fuerza política para asociarse lo hace con el PRI. Desde el propio nombre de la organización hay una identidad con el priísmo, ¿es así?

—No exactamente. Nosotros no nacimos pensando en que seríamos un componente del PRI. Nosotros comenzamos a trabajar en una organización absolutamente independiente de cualquier partido político porque desde que yo era estudiante de Chapingo me pude dar cuenta de que los partidos políticos son maquinaria para mover a la gente y vote por las personalidades o líderes que el propio partido le propone a la gente. Esa forma de operar, para la visión que yo tenía de las necesidades de la gente del campo, definitivamente resultaba inadecuado, opuesta a los intereses que nosotros perseguíamos. De tal manera que nosotros no nacimos pensando en ser o pertenecer a un partido político, sino en crear una organización independiente que naciera desde abajo, organizara a los más pobres entre los pobres para su defensa.

Durante 14 años se mantiene el movimiento de Antorcha Campesina sin requerir afiliarse al PRI, pero en el 1989 deciden ser una filial del PRI.¿Por qué?

—Una vez que empieza a trabajar Antorcha Campesina, tiene mucha aceptación, se empieza a extender por toda la región y por todo el estado de Puebla. Empezaron los ataques en contra de la organización.¿Quién los comenzó y por qué? Debo confesar que nunca hemos logrado precisarlo, pero lo primero que yo vi en letra de molde, en la prensa, fue un artículo amarillista que decía: “Nace en Tecomatlán una extraña república”. Se avientan contra Antorcha Campesina, casi casi acusando que había un grupo que se proponía crear un país dentro de otro país. Es decir, confrontándonos cuando menos con el gobierno del estado de Puebla. A partir de ahí comenzaron a hablar sobre si éramos un grupo armado, paramilitares, invasores o si estábamos despojando a la gente de sus tierras, etcétera. Es decir, una campaña que trataba de ponernos fuera de la ley, como una organización peligrosa. Estuvimos buscando que se nos diera un reconocimiento como organización de masas y siempre se nos dijo que esa figura no existía, que no había una figura legal que nos pudiera amparar.

Cuando se hace candidato a la presidencia de la República Carlos Salinas de Gortari buscamos una entrevista con él, la cual se realizó en un hotel de Puebla. Lo que le pedimos fue que nos diera un reconocimiento legal porque estábamos temerosos, se había desatado una campaña para ponernos fuera de la ley, y como blanco de la represión. Nosotros creíamos que eso se podía atenuar si se nos daba un registro legal.“Queremos que usted, señor candidato, que va para presidente de la República y al que le hemos oído hablar de lo que piensa del campo mexicano, nos extienda algún reconocimiento que nos ponga a salvo de estos ataques, de esta imagen de ilegales y peligrosos”.

Estaba ahí... como su asesor el licenciado (Luis Donaldo Colosio) si no me traiciona la memoria se acercó, algo le dijo al oído y cuando el Presidente volvió a hablar conmigo...

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