Chivas cae 2-1 con Dorados en el Omnilife

GUADALAJARA, Jal., febrero 26 (EL UNIVERSAL).- Sin una idea clara de cómo hacer futbol. Sin imaginación para crear peligro. Lo más preocupante: sin corazón. Chivas es una sombra de sí mismo. Su casa ya no se respeta. Equipos de la Liga de Ascenso llegan a ella y sacan lo que quieren. Por eso el fracaso en la Copa MX. Dorados de Sinaloa ha propinado al cuadro de José Luis Real una vergonzosa derrota, por 2-1.

Guadalajara exhibe, a lo largo de los primeros minutos, todas las carencias de su cuadro juvenil, con el que ha enfrentado la Copa MX. Es un equipo inoperante, con poca capacidad de circular el esférico y que sufre demasiado para generar peligro. Apenas le alcanza para probar con tiros lejanos que a nadie asustan, de Julio Gómez (‘9) o Fernando González (’11). Nada memorable.

El medio campo de Chivas pierde muy pronto una pieza importante: Antonio Gallardo sale lesionado al minuto 15. El cuadro tapatío apenas se reacomoda sobre el césped del estadio Omnilife cuando ocurre lo impensable. Un error defensivo del tamaño de la casa rojiblanca.

Centro bajo desde el costado izquierdo. Kristian Álvarez mide el viaje del esférico. El portero Víctor Hugo Hernández se queda parado. El zaguero “rebana” de forma infame en el área chica. El balón se eleva, toma efecto hacía atrás del defensor y techa al arquero. Alejandro Guido, de los Dorados, sólo tiene que empujar con la cabeza el 1-0, al ’17.

La reacción del Rebaño Sagrado es tibia. Al ’40, un gran latigazo por el costado derecho es controlado por Carlos Cisneros. Ingresa al área, pero tarda en definir. Permite que Marco Villanueva recupere terreno y tape el disparo con una barrida.

Y a un minuto del descanso, un servicio de Abraham Coronado llega a pies de Julio Gómez, dentro del área, desde donde remata para mandar a las redes la pelota. Sin embargo, el asistente Mario Jesús López levanta la bandera. La acción se invalida, por fuera de lugar.

Al arranque de la parte complementaria, Chivas busca la obligada reacción.Ángel Zaldívar controla dentro del área. Es derribado y al árbitro Óscar Macías decreta, sin dudar, la pena máxima. Abraham Coronado pide el esférico. Lo acomoda en el manchón. Remata potente. Un disparo cargado de furia que estremece las redes. El 1-1 para el Rebaño Sagrado, al ’48.

Dos minutos más tarde, el Guadalajara tiene la oportunidad de dar vuelta al marcador, pero el cabezazo de Víctor Perales sacude el travesaño. Nadie de los rojiblancos dentro del área es capaz de empujar...

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