Ciudad Posible

Abandono de la presa AnzaldoJosé Luis Luege

EL UNIVERSALEl crecimiento desordenado de la Ciudad de México acabó con grandes extensiones de bosques y áreas verdes. Es evidente el daño irreversible en áreas naturales protegidas y parques nacionales, como la Sierra de Guadalupe, el Desierto de los Leones, los Dinamos, Chichinautzin y el Cerro de la Estrella.

En la zona sur y sur-poniente, las invasiones y posterior urbanización de asentamientos irregulares, destruyeron miles de hectáreas de bosques y a la vez, acabaron con la principal fuente de recarga del acuífero de la Ciudad.

Hay muchas iniciativas ciudadanas para captar agua de lluvia, pero es importante recordar que tenemos una cisterna gigantesca e inigualable de agua que es el acuífero subterráneo. Este gran ?tanque de agua? se recarga de forma natural gracias a la lluvia ?que es muy abundante?, siempre y cuando mantengamos en buen estado nuestros bosques. La calidad permeable de estos suelos son los que permiten garantizar la sustentabilidad del acuífero.

Estamos frente a un triple problema: la pérdida irreversible de los bosques, la pérdida irreversible del acuífero por reducir su capacidad natural de recarga y el incremento del riesgo por inundaciones. Increíble paradoja de nuestra querida Ciudad de México: perder su fuente principal de abastecimiento de agua y por otro lado, quedar expuesta a inundaciones.

Originalmente, los escurrimientos de cauces y barrancas corrían libremente por los principales ríos del poniente, hacia el Lago de Texcoco; con la acelerada urbanización, todos los ríos se convirtieron en drenajes de aguas negras, fueron entubados y por lo mismo, su capacidad natural de conducción se limitó fuertemente.

Con objeto de atenuar las grandes avenidas de agua en tiempo de lluvias, desde principios del siglo pasado hasta el año de 1960, se construyó un conjunto de presas en la zona poniente, que funcionan como vasos reguladores para controlar los picos de lluvia cuando se presentan fuertes tormentas. Estas presas son de ?regulación horaria?; se llenan durante la tormenta y se vacían en 24 horas hacia el Interceptor Poniente del Sistema de Drenaje Profundo.

Actualmente hay 27 presas que operan como vasos reguladores del poniente, 17 están bajo la responsabilidad y operación del gobierno local y otras 10 corresponden al Estado de México.

Este sofisticado sistema de ?regulación hidrológica?, compuesto por varias presas ?que algunas de ellas tienen más de un siglo de...

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