Gran país, pésimo gobierno

(Embargada para sitios en internet hasta las 24:00 horas locales)Alejandro Gertz ManeroDoctor en DerechoEL UNIVERSALCada día es más evidente que los mexicanos somos un pueblo fuerte, competitivo y exitoso, que a diario da ejemplo de excelencia en casi todas las actividades; en la vida artística lo hacen Demián Bichir y Emmanuel Lubezki, nominados a los Óscares, y ello se refrenda en la Cumbre de Davos, donde el empresario mexicano Alejandro Ramírez ha sido incorporado como miembro de la directiva en reconocimiento a sus tareas; estos ejemplos se repiten en el mundo de la ópera, donde Rolando Villazón y Ramón Vargas están considerados entre los mejores tenores del mundo, mientras los artistas plásticos mexicanos se cotizan a los más altos niveles.En la vida científica y social, los premios Nobel Mario Molina y Alfonso García Robles han resaltado los valores mexicanos, mientras en los deportes El Chicharito, Rafael Márquez, Ana Guevara, Paola Espinosa y tantos otros demuestran su nivel de competencia mundial.En la industria, las automotrices que se hallan en nuestro país, operadas por técnicos y trabajadores mexicanos, están entre las mejores del mundo y continúan expandiéndose a diario como lo hacen GM, Chrysler, Nissan y Toyota. Lo mismo ocurre en la industria electrónica y en un sinnúmero de maquiladoras.Los estudiantes mexicanos compiten en universidades de EU y Europa y obtienen los más altos reconocimientos, mientras nuestros becarios se multiplican a nivel mundial produciendo nuevas generaciones de profesionistas.Todo lo anterior nos indica el enorme potencial de los mexicanos y de nuestro país para posicionarse como una fuerza de producción, de creación artística y de conocimientos profesionales y científicos que podría competir con países como India y China, que han logrado salir de un atraso milenario para convertirse en las fuerzas económicas más efectivas y promisorias del siglo XXI gracias a proyectos innovadores y eficientes.En este entorno, México sólo tiene un gran enemigo: su propio sistema y gobierno, ya que ambos siguen amarrados a un pasado de autoritarismo y a una dictadura monopólica y corrupta, que sólo cambia de piel cada seis años, pero que en su esencia y en el fondo no cede en su obsesión por controlar y por...

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