Luchan por cambiar mala imagen de región

(Material de EL UNIVERSAL+) (Relacionada con el Despacho S004)

BADIRAGUATO, Sin., mayo 30 (EL UNIVERSAL).- Al interior del triángulo dorado, este punto que toca Sinaloa, Chihuahua y Durango, conocido por la siembra y tráfico de drogas y cuna de capos como Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, a los maestros del Consejo Nacional de Fomento Educativo se les ve y trata diferente.

"Los profesores estatales y federales aquí no quieren entrar, los del Conafe sí", coinciden habitantes de comunidades de esta zona ubicada a 250 kilómetros de Culiacán y a 2 mil 500 metros de altura sobre el nivel del mar, en donde también se observa el patrullaje de elementos del Ejército.

En un camino de tres horas de terracería desde la carretera más cercana, las pocas personas que hay, varias de ellas en cuatrimotos, se ponen en alerta cuando ven venir desde varios metros el vehículo; al acercarse y visualizar el logotipo del Conafe, se percibe que baja la tensión en ellos. Confirman que no es alguien extraño, pues muchos han recibido instrucción de estos profesores que por salarios desde mil 800 pesos, hasta 3 mil 500 al mes, en algunos casos, llegan a trabajar en esta zona en donde se reconoce que la siembra de enervantes se ha convertido en una necesidad, en "un mal necesario" para quienes no tienen oportunidades de empleo o de poder seguir estudiando.

Pero hay quienes quieren cambiar esa realidad y la mala imagen de la región, como sucede con la comunidad de Santa Gertrudis, ubicada en el centro del triángulo dorado, donde el dirigente del lugar, Juan Manuel Álvarez Martínez resalta la pobreza del lugar y sostiene que no es como se ha difundido que aquí hay mucha violencia. "Yo tengo toda mi vida viajando de Santa Gertrudis a Culiacán y nunca me ha pasado nada".

Expresa, sin embargo, su preocupación respecto a qué será de los niños si no tienen oportunidad de estudiar más allá de la secundaria, a lo que reconoce que sin empleo ni estudio "se irán por el mal camino".

El líder comunitario, ha fomentado el empleo en un aserradero y para los hijos de quienes ahí trabajan y para niños de otras comunidades cercanas, como El Cebollín y La Esperanza, se construyeron con madera, cartón y láminas siete aulas, que se convirtieron en la escuela Virgilio Álvarez Vargas, donde se imparte educación para pequeños de preescolar, de primaria y de secundaria, con apoyo del Conafe, que ha dado instrucción a seis jóvenes mujeres.

Wislbalda Burgos, Guadalupe Yasmín Álvarez, Pragedes...

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