Mercado de trabajo y protección social

(Para uso exclusivo de medios impresos)David IbarraAnalista políticoEL UNIVERSALA raíz de los graves trastornos sociales causados por la Revolución Industrial del siglo XIX, el gran acomodo político consistió en reinsertar a la economía en la sociedad, mediante la edificación de los estados benefactores, de las instituciones corporativistas y de políticas sociales implantadas desde el sector público. Ello suponía el juego de tres actores centrales, los trabajadores, los empresarios y un Estado nacional, regulador, que aseguraba la paz política, equilibrando las fuerzas de los dos primeros.El meollo del acuerdo consistió en abrir las puertas de la seguridad social a los trabajadores, a condición de su inserción obligada en el mercado de trabajo, de aceptar la disciplina de las empresas y comprometer lealtad a las mismas. Al efecto, se formaron instituciones, como los sindicatos, la negociación colectiva y la legislación laboral que, a la par de evitar disparidades distributivas extremas, se desdoblaron en protección social, financiada con contribuciones bipartitas o tripartitas.Otras exigencias al buen funcionamiento del sistema podrían resumirse así: las políticas nacionales partían de estados autónomos comprometidos con el objetivo medular del empleo, sin mayor restricción externa. La fuente principal de demanda laboral eran las manufacturas. La división internacional del trabajo consistía esencialmente en la especialización manufacturera del Primer Mundo y la producción de materias primas de los países en desarrollo. En cuanto a la división de las responsabilidades familiares, el empleo se concebía predominantemente como masculino.Todo lo anterior definió hasta bien entrado el siglo XX el papel vertebral del mercado de trabajo en el mundo de la política, de la economía y de la seguridad social. Después, la globalización y la ideología neoliberal alteraron radicalmente las instituciones y el funcionamiento del mercado de trabajo hasta tornar inoperantes los consensos políticos anteriores.Con la abolición de fronteras, el objetivo económico medular se desplazó al de hacer ganar competitividad internacional a las economías. Tanto la generación de ocupaciones como los equilibrios distributivos pasaron a ocupar posiciones poco relevantes, con la erosión consecuente de la influencia de sindicatos y trabajadores en la vida política de los países.Las tendencias esbozadas obedecen al impacto de múltiples cambios. En primer término destaca la...

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