Los milagros de un rescatista

Cristina Pérez-Stadelmann(Embargada para sitios en Internet hasta las 24:00 horas locales)MÉXICO, D.F., junio 23 (EL UNIVERSAL).- No hace tanto que el doctor Justino Fernández enfrentó uno de los mayores retos de su vida en el intento de rescatar a su esposa de un shock anafiláctico, una noche mientras ambos estaban en su casa.Solventó la emergencia con su amplia experiencia médica, y con lo que tenía a la mano, hasta que se agotaron sus posibilidades y llamó a la Cruz Roja, donde él ha laborado en el servicio de emergencia desde hace 24 años.Marcó el 065, describió la escena, y a la vuelta de unos cuantos minutos recibía en su domicilio a su compañero Héctor Abecillas, paramédico-rescatista que aplicó los protocolos de atención en emergencia médica para después conducir, en la ambulancia número 46, a Marcia Pallés hacia el hospital más cercano. Ella sobrevivió.Un hilo que no se cortóUn tiempo después sería el propio doctor Justino Fernández quien se vería en una situación de extrema urgencia, al impactarse con su auto en la carretera México-Toluca. Iba solo. Con la vida al límite, desde el interior de su auto destrozado, decidió hacer una sola llamada. De nuevo marcó el 065.El doctor Fernández dio su ubicación. Pidió una ambulancia. Cuando llegó la número 46, descendía de ella, una vez más, el paramédico Héctor Abecillas: el mismo que un tiempo atrás había salvado a su esposa. La vida del doctor Fernández pendía de un hilo, pero el hilo no se cortó. Permaneció durante varias semanas en el hospital y al salir pidió ver a Abecillas. "Quería darle un abrazo, decirle gracias."Esto podría ser solo una doble coincidencia, aunque poco probable, toda vez que en la Cruz Roja Mexicana laboran 11 mil 936 técnicos en urgencias médicas (paramédicos), en distintos horarios y servicios de emergencia. Ellos, al igual que 3 mil 846 médicos y enfermeras, se sumarán a los festejos del Día del Socorrista, este 24 de junio.Ambos coinciden en que ser rescatistas es algo que se lleva en la sangre, "un asunto relacionado con el deseo de ayudar a nuestros semejantes sin recibir nada a cambio".Justino Fernández, médico especialista en ortopedia y desde hace dos años consejero nacional de la Cruz Roja, y Héctor Abecillas, paramédico, son hombres que a lo largo de más de dos décadas de labor no han recibido remuneración alguna: son voluntarios. Ambos trabajan además en otros sitios y aseguran que no dejarán de prestar sus servicios a la Cruz Roja, institución que...

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