Protocolos ignorados en manejo de desechos biológicos

MÉXICO, D.F., diciembre 22 (EL UNIVERSAL).- Durante las actividades generadas en hospitales, centros de salud, laboratorios clínicos e instituciones de investigación se generan residuos biológico infecciosos (RPBI), cuyos componentes pueden representar diversos niveles de riesgo para la salud y el medio ambiente.

El doctor Gerardo Bernache Pérez, investigador del CIESAS Unidad Occidente señala que los problemas en torno al adecuado manejo de este tipo de desechos gira principalmente en torno a la supervisión y seguimiento de los protocolos preexistentes que son muy específicos y se guían según las necesidades de cada institución, pero basadas en los lineamientos de la NOM-087-ECOL.

Según la norma oficial, este tipo de desechos deben ser tratados por métodos físicos o químicos que garanticen la eliminación de microorganismos patógenos y deben volverse irreconocibles para su disposición final en los sitios de confinamiento final autorizados por la Semarnat.

Bernache explica que dependiendo del tamaño del establecimiento varían las medidas de control. En un primer nivel se encuentran las clínicas de consulta externa, veterinarias de pequeñas especies, así como laboratorios clínicos que realizan menos de veinte análisis al día.

En el segundo nivel están hospitales de una a 50 camas y laboratorios que efectúan hasta 100 muestras diarias. En el nivel tres están las instituciones que atienden un mayor número de pacientes que en el nivel anterior, así como laboratorios para producción de biológicos y centros de enseñanza e investigación, principalmente.

Según el Plan de Manejo Integral de Residuos del ISSSTE, el 15% de los desechos hospitalarios corresponden a la categoría de desechos peligrosos biológico infecciosos. Dependiendo de la capacidad de atención y el tipo de institución, son las precisiones de los protocolos, sin embargo hay reglas básicas generales, como las correspondientes a su adecuada separación en contenedores especiales identificados en amarillo y rojo, de acuerdo a sus características y estado físico.

De esta forma se tiene que ir separando objetos punzocortantes, residuos no anatómicos, patológicos, sangre y derivados, así como utensilios desechables.

El principal riesgo de contagio de enfermedades transmitidas por la sangre, como el VIH o la hepatitis B y C, lo constituyen precisamente los residuos punzocortantes manejados erróneamente.

Para el especialista el problema de los RPBI se subdivide en dos partes. Por un lado es lo...

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