A 500 años, el nuevo abrazo entre Cortés y Moctezuma

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 9 (EL UNIVERSAL).- Federico Acosta Ruiz-Peinado comenzó a caminar desde la calle Venustiano Carranza ?a una cuadra del Zócalo de la Ciudad de México? hacia el Hospital de Jesús. A ese mismo lugar, pero del otro lado, desde la calle Mesones, comenzó su andar Ascanio Pignatelli Aragona Cortés.

Ni Acosta ni Pignatelli se habían visto antes; sin embargo, se conocieron en la esquina de República de El Salvador y José María Pino Suárez. El objetivo: recrear el encuentro de sus antepasados, Moctezuma II y Hernán Cortés, que se dio el 8 de noviembre de 1519.

A 500 años de ese hecho, se volvió a dar la unión de dos culturas, ese encuentro que fue planteado como mito o realidad por el historiador Miguel León-Portilla en la revista Arqueología Mexicana.

"Según el Códice Florentino, cuando Motecuhzoma se enteró de la llegada de esos forasteros, en el año 1 caña, 'reaccionó como si pensara que el recién llegado era nuestro príncipe Quetzalcóatl' (Códice Florentino, Xll, f. 5v). Consecuencia de ello fue que, al despachar mensajeros a su encuentro, encabezados por el sacerdote de Yohualichan, les ordenara: 'Dicen que otra vez ha salido a la tierra el Señor Nuestro. Id a su encuentro (...) He aquí con lo que habéis de llegar al Señor Nuestro: este es el tesoro de Quetzalcóatl' (Códice Florentino, XII, f. 6r)", escribió León-Portilla.

Mito o realidad, el suceso fue recreado por los descendientes de ambos personajes, este viernes por la mañana, a 500 años de diferencia.

Pignatelli, descendiente de Cortés, y Acosta, por parte del linaje de Moctezuma, extendieron sus manos, las estrecharon y se dieron un fuerte abrazo acompañado de una sonrisa. Después voltearon hacia la pintura El encuentro de Hernán Cortés y Moctezuma, de Juan Correa, que se ubica en ese sitio histórico.

La recreación del encuentro se llevó a cabo como parte del documental que preparan Miguel Gleason y Muesart, colectivo multidisciplinario de historiadores, investigadores y antropólogos.

A ese encuentro se sumó Gleason, quien los presentó y les dijo que había elegido ese lugar porque fue el mismo espacio donde sus antepasados se habrían encontrado.

Ambos descendientes estaban un tanto nerviosos, pues además del momento, se encontraban rodeados de cámaras y varios transeúntes que se preguntaban quiénes eran.

Tras recrear el abrazo, Pignatelli y Acosta dieron un pequeño discurso, en el que cada uno compartió su sentir al haber realizado ese acto conmemorativo.

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