Adiós a los ciclos agrícolas normales

(20 del Tercer Presupuesto; Embargada para sitios de internet hasta las 24:00 horas locales)Mara MuñozMÉXICO, D.F., octubre 5 (EL UNIVERSAL).- Benjamín es un campesino viejo, uno de tantos que habita el campo mexicano. Tiene 76 años y su jornada ha durado más de 65. Su rostro agreste, curtido por el sol y la edad, ha sido testigo de los viejos vicios del campo mexicano: erosión de la tierra, los precios de sus productos en caída, los subsidios insuficientes.Tampoco ha escapado a ver a sus hijos partir como inmigrantes al norte.Además, en las últimas dos décadas tuvo que vivir un reto insólito: la variación del clima. Las lluvias ya no son como antes. Cuando llueve, lo hace con tormentas, el agua no se filtra, no beneficia a las pocas tierras fértiles. "Antes nos corregíamos con los coyotes y los pájaros. Si chillaban, sabíamos que el tiempo venía malo o iba a helar"."Los efectos del cambio climático afectan la sustentabilidad y seguridad alimentaria del país. Pero cualquier cosa que diga sería mera especulación: no se han hecho estudios en detalle", afirma Carlos Gay García, director del Programa de Investigación en Cambio Climático (PICC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).En México, las investigaciones sobre la vulnerabilidad de la producción agrícola, ganadera y pecuaria son pocas, no están detalladas a nivel estatal y local. De lo contrario, permitirían establecer medidas de adaptación para la sobrevivencia de miles de productores y la autonomía alimentaria del país.Si no sabemos en qué somos vulnerables, ¿es posible delinear una política de adaptación ante las contingencias del clima? La respuesta es no.El gobierno federal ha ratificado ante el mundo la preocupación de Benjamín. En 1997, con la Primera Comunicación Nacional para la Convención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático, advirtió riesgos tales como aumento de temperaturas, elevación del nivel del mar en el golfo de México, administración del agua, daños a la biodiversidad, a la cubierta vegetal y a la agricultura; pero poco se ha hecho a nivel oficial.El Producto Interno Bruto (PIB) no está entre las consideraciones de Benjamín, pero siente la carestía en su mesa, la desesperación en su bolsillo. "El retraso de lluvias disminuye 10% o 15% el PIB agrícola. El país tiene que recuperar esa pérdida a través de importaciones", dice Víctor Magaña Rueda, científico del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.Benjamín...

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