Agoniza hospital veterinario de la CDMX

Erika FloresCIUDAD DE MÉXICO, febrero 11 (EL UNIVERSAL).- Hace unos meses, Taka, una cocker spaniel de 12 años, fue llevada al Hospital Veterinario de Especialidades de la Ciudad de México en Iztapalapa.

Su cuadro clínico no era bueno: iba deprimida y con dolor abdominal. El médico especialista diagnosticó un problema fulminante en el hígado y a los pocos días murió.

Güero (un pitbull de ocho años) tuvo una suerte similar; su propietaria lo llevó por hinchazón en el aparato reproductivo y patas traseras. Ultrasonido, placas radiográficas y estudios de laboratorio diagnosticaron cáncer letal difícil de manejar con quimioterapia.

Por tres años estas fueron las historias cotidianas en este hospital de especialidad. Un lugar que nació como resultado de una promesa electoral del ex jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera y cuya inauguración fue aplaudida por asociaciones de veterinarios y protectoras de animales que respaldaron la idea de que las mascotas debían recibir atención médica avanzada, al mismo nivel de un hospital veterinario privado, pero más económico por ser público.

Desde hace un mes, este hospital es apenas la sombra de lo que fue. El cambio de administración evidenció las problemáticas administrativas y operativas heredadas del anterior gobierno, mismas que no subsanaron en su momento y que hoy limitan su funcionamiento. Por ejemplo, no hay autorización para usar el equipo radiográfico, tampoco se cuenta con servicio avanzado de laboratorio y se carece de farmacia, por lo que sólo atiende a la mitad de los pacientes y de manera general.

EL UNIVERSAL recorrió este lugar que en 2017 recibió un distintivo de calidad y certificación por parte del Instituto Mexicano de Medicina Veterinaria y Zootecnia, y constató las problemáticas que lo convirtieron en un mero centro preventivo que da consulta general, aplica vacunas (aunque no las hay) y hace esterilizaciones. Algunos médicos accedieron a hablar, pero reservando su identidad.

"Ya no ofrecemos consultas de especialidad ni realizamos cirugías, todo está suspendido hasta que el nuevo gobierno evalúe cómo funcionó el hospital sin regular ciertas actividades", explica uno de ellos. Se refiere al área de radiología que durante tres años operó sin dosímetro, instrumento que mide la cantidad de radiación que absorbe el técnico que opera este equipo.

El caso de la farmacia es aparte, pues no era del hospital, sino un servicio externo con licitación, suspendido por problemas administrativos y...

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