El ahogo de la inseguridad

(Embargada para sitios en internet hasta las 24:00 horas locales)David IbarraAnalista políticoEL UNIVERSALEn un artículo anterior, me referí a la dispersión del poder en México, antes concentrado en un gobierno cuasi-hegemónico y una élite económica unificada.El Estado ha perdido centralidad decisoria con los procesos simultáneos de fortalecimiento, multiplicación de partidos políticos y de la desregulación económica. La transferencia de funciones del Estado a los mercados ha sido enorme con ventajas e inconvenientes significativas.Los trabajadores y organizaciones obreras pierden relevancia política. En principio la ceden al empresariado nacional o extranjero, pero éste disgrega su poder con el fraccionamiento de los intereses de los distintos grupos que lo integran. Todo ello dispersa y enfrenta en muchos terrenos el poder económico al político, dificulta la instrumentación de estrategias legitimadoras y de desarrollo al prohijar un clima de incertidumbre que permea a todos los estratos sociales, sin que la mediación correctora de las instituciones democráticas resulte suficiente.La inseguridad económica no sólo domina la vida de los trabajadores, sino que se convierte en mal crónico de las clases medias con la expansión irrefrenable del desempleo, de la volatilidad en las ocupaciones, de la falta de oportunidades a la población joven, del recorte de derechos sociales, de la intensificación inmisericorde del trabajo. En México, alrededor de 50% de la población padece algún tipo de pobreza; más de la mitad de la fuerza de trabajo se ubica en la informalidad y los salarios reales del sector económico moderno se han reducido al menos una cuarta parte entre 1980 y 2010. Circunstancias que inevitablemente generan descontento, desigualdad y violencia.Al angostarse los derechos colectivos, se altera brutalmente la distribución de los riesgos sociales. El abandono de las políticas de empleo y las reformas a los sistemas de pensiones, son claros casos de traslación deliberada de riesgos del Estado y las empresas hacia los individuos o los núcleos familiares. La estabilidad de las familias, último reducto de la seguridad social, queda comprometida, además, por fenómenos asociados por el cambio demográfico, la emigración y los divorcios en ascenso.La seguridad y capacidad inversora del empresariado experimenta erosión, aunque lo económico predomine sobre lo político y lo social. Se encara la competencia de productores en el exterior, las...

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