Alexander Calder toma espacios del Museo Jumex

MÉXICO, D.F., marzo 21 (EL UNIVERSAL).- Esa idea que tuvo Alexander Calder de “componer movimientos” adquiere otros sentidos en las dos salas del Museo Jumex, donde se exhibirá la muestra “Calder: derechos de la danza” a partir de este domingo.

“Justo como uno puede componer colores o formas, uno puede también componer movimientos” escribió Calder en 1933.

En ambas salas del museo, las esculturas de alambre, las esculturas “mobiles” y las “stabiles” (móviles y fijas), junto a dibujos, pinturas, fotografías y piezas de joyería ocupan el espacio de una forma sutil, generan sombras juguetonas, abren vacíos.

Considerado como uno de los artistas que en el siglo XX cambió la forma de hacer escultura y que redefinió la historia del arte a partir de la transformación del espacio, Calder (Filadelfia, Estados Unidos, 1898-1976) regresa a México luego de 25 años, aproximadamente, de su última exposición, que estuvo en el que fue el Centro Cultural de Arte Contemporáneo de Televisa. Ahora, la muestra es mucho más grande y completa: abarca más de 100 obras realizadas entre 1927 y 1975 en muy diversos materiales y como resultado de muchas investigaciones. Casi todas las obras provienen de la propia Fundación Calder que preside Alexander S.C. Rower, nieto del artista y curador de esta muestra.

Las piezas de la exposición, tanto en la museografía como en los propios contenidos e investigaciones que se llevarán a un libro a publicarse dentro de dos meses, expresan en gran medida los vínculos de Calder con México, vínculos muy asociados al nombre y la obra de Mathias Goeritz, así como a los de Tamayo y Germán Cueto.

El nombre de la muestra proviene precisamente de una nota del crítico Juan García Ponce, quien en 1968 escribió que Calder es “el perpetuador de inesperadas formas de equilibrio que conquistan para la escultura los derechos de la danza”.

Entre las obras también se puede ver, por primera vez en México, tres que forman parte de su serie de paneles o marcos, piezas que claramente son esculturas pero que se tornan en pinturas, que se enmarcan en el concepto de la pintura: “Snake and the Cross”, “White Panel” y “Red Panel”. De las grandes esculturas están “The big ear” y “La grande vitesse”.

La museografía, que conjuga la arquitectura del edificio con el sentido de las piezas de Calder, es una propuesta concebida por la arquitecta Tatiana Bilbao:El primer contacto de Calder con México fue a través de Mathias Goeritz, fue una relación muy intensa...

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