Amazonia, radiografía de un pulmón enfermo

Berenice González Durand

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 15 (EL UNIVERSAL).- El fuego no discrimina. Jaguares, pirañas de vientre rojo, víboras, arañas bananeras, lagartos, ranas doradas, anacondas y hormigas gigantes, así como otras especies han sufrido sus graves estragos. A lo largo de sus casi 7 millones de kilómetros cuadrados, la Amazonia, parte central y septentrional de América del Sur que comprende la selva de la cuenca del río Amazonas, tiene el bosque tropical más grande del mundo.

Su superficie equivale a más del doble de la India, es hogar de al menos 10% de la biodiversidad del planeta. Su bioma es engrosado por 2.5 millones de especies de insectos, 2 mil 500 de peces, más de mil 500 de aves, 550 de reptiles y 500 de mamíferos, según la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica.

La humedad natural de este ecosistema tendría que bastar como una barrera para limitar incendios de gran magnitud, pero el humano es capaz de todo. La deforestación en la zona y el incremento de las temperaturas fueron la suma perfecta para colapsar al llamado "pulmón del planeta" y la vida que habita en él.

La doctora María José Villanueva, directora de Conservación de WWF en México, habla del caso. "Los bosques tropicales tienen alta riqueza biológica en los que existen, por ejemplo, muchos microendemismos". Apunta que en este sentido será tardado tener un diagnóstico preciso para reconocer el daño causado por los recientes incendios, pero agrega que ya hay cifras de especialistas que alertan sobre ecosistemas específicos.

"Alrededor de 100 jaguares se han perdido de sus grupos o están heridos. El asunto es preocupante porque la cuenca del Amazonas concentra 85% de todos los jaguares en la región". En los últimos 100 años este animal ha perdido casi 50% de su histórico rango de distribución, pero la especialista explica que las poblaciones de la Amazonia habían sido consideradas sanas por la poca fragmentación del hábitat.

"La zona se considera un bastión importante para la especie". Señala que en términos de la floresta se calcula que tomará unos 50 años recuperar parte de su vegetación, pues estaba poblada por árboles grandes.

"El impacto también es económico. Según consideraciones en nuestro país, restaurar un hectárea tiene un costo aproximado de 180 mil pesos, mientras que el costo de la conservación es de 3 mil pesos", señala.

Sin embargo, subraya, las pérdidas son incalculables también porque esta zona le provee al planeta servicios...

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