Arrecifes artificiales: un mar de posibilidades

Berenice Gonzalez Durand

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 10 (EL UNIVERSAL).- La embarcación Uribe 121 perteneció a la primera generación mexicana de patrullas de vigilancia oceánica. Tenía helipuerto, capacidad para una tripulación de 54 personas y estaba armada con un brillante cañón automático Breda Bofors de 40 mm, especial para defensa aérea de corto alcance. Su labor vigilando aguas nacionales terminó el 11 de noviembre del 2011, cuando las llamas de un incendio llegaron hasta su puente de mando, dañando los cuartos del aire acondicionado y los camarotes. Sin embargo, ese no fue el final de su historia.

Hace tres años, después de la donación por parte de la Secretaría de Marina y de realizar la limpieza de sus materiales contaminantes, fue hundido en la bahía El Descanso, cerca de Rosarito, Baja California, para formar un arrecife artificial.

Esta es la primera pieza de lo que se planea se convierta en el Parque Submarino Rosarito, un ambicioso proyecto de cincuenta hectáreas que contempla un cementerio de barcos, la recreación de una ciudad prehispánica en el fondo marino y un jardín escultórico, entre otros sitios.

En este proyecto desarrollado por la Asociación de Buzos de Baja California, colaboran instituciones educativas y organismos empresariales como el Consejo Consultivo de Desarrollo Económico de Playas de Rosarito (CCDER), el Consejo Económico de Tijuana (CDT), el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y el gobierno de Baja California. Por parte del CICESE participaron los doctores Victoria Díaz Castañeda, investigadora del Departamento de Ecología Marina y Luis Gustavo Álvarez, del Departamento de Oceanografía Física.

Objetivos y estudios

La doctora Díaz Castañeda define a los arrecifes artificiales como estructuras de diferentes materiales sumergidas en un ambiente acuático con la finalidad de enriquecer poblaciones, particularmente de peces y otras especies de vertebrados e invertebrados marinos.

"Lo primero que sucede con un arrecife tras su inmersión es que sobre su superficie se forma una especie de película protectora hecha de un consorcio microbiano, como diatomeas, microalgas y bacterias", señala.

Esto permite que las larvas que están desplazándose en la masa de agua oceánica encuentren un sustrato, un lugar para adherirse, y colonizar. La especialista apunta que con el alimento presente, se empieza a formar toda una estructura vital, una serie de nichos que los protege de la depredación y en donde se van constituyendo...

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