El arte es un reto; tiene que ser personal: Noé Katz

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 26 (EL UNIVERSAL).- En el estudio de Noé Katz se encuentran esculturas con pinturas de sus personajes en monocromo; otras en blanco total; otras en proceso, con el papel albanene y los restos de lápiz a la espera del color; hay una en rojo llamada "Conversaciones" que nació de una pintura; hay una pequeña escultura en bronce de un hombre que carga hileras de placas y que el artista quisiera hacer en grande, para un parque. Hay óleos de los últimos 20 años, libros, mesas donde trabaja, pinceles de muchos tamaños, dibujos ?todo nace en el dibujo? y herramientas.

Katz requiere tiempo y disfruta darle tiempo a cada escultura; es la calidad lo que más le importa. No cree que, como sucede a menudo, las esculturas salgan en serie; a cada obra le entrega un tiempo, una precisión, una idea.

En su estudio en México ?tiene otro en Carolina del Norte? se ve también una escultura en proceso, que se eleva con elementos figurativos, animales y objetos, y toma la forma de una planta de maíz o de un tótem de los que se ha inspirado para crear ésta y otras piezas.

Nacido en 1953 en la colonia Condesa de la Ciudad de México, cerca de donde hoy trabaja, Katz viajó muy joven a Europa, luego estudió en la Escuela de Diseño y Artesanías del INBA y posteriormente recibió una beca de la Academia de Bellas Artes de Florencia, Italia.

Cuenta que el arte para él "es un reto muy grande porque de la nada tienes que producir algo. Es un reto de no autocopiarte y de no copiarle a alguien. ¿Para qué copias? Si no te inspira nada, mantente quieto y ya vendrá la inspiración, porque sí creo que el arte tiene que ser muy personal, de ti mismo. Cuando ya es de ti, es porque ahí tienes tu forma de ver el mundo, tu idea, sin pensar: '¿esto será muy vanguardista o muy conceptual? ¿Qué pensarán?' No me importa que me acepten o rechacen; puedo enseñar una obra de hace 40 años, y siento que es mía".

Escultor y pintor, además de diseñador, Noé Katz continúa desarrollando sus obras en óleo, que es la base de su trabajo, pero un día, hace varias décadas, hizo murales, como los del Hotel Fiesta América, que son de aluminio, y con los cuales creó una técnica que abrió paso a una vocación de invenciones.

De esta vocación también forman parte sus esculturas pintadas, otra invención suya: son obras en madera envuelta en lino y cubierta con gesso que permite que al pintar la superficie sea como la de un óleo.

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