Avionazo se veía venir, afirma expiloto de Global Air

Alma Gómez

QUERÉTARO, Qro., mayo 19 (EL UNIVERSAL).- Cuando Marco Aurelio, ex piloto de la empresa mexicana Global Air, vio en las noticias el accidente de la aeronave de Cubana de Aviación, el viernes pasado, soltó un grito desesperado. ¡Se los dije! ¡Les dije que un día pasaría una tragedia con esos aviones!, le gritaba a su familia, empapado en lágrimas por la muerte de más de 100 pasajeros, entre ellos varios menores, pero, sobre todo, por el fallecimiento del capitán Jorge Luis Núñez Santos y del copiloto Miguel Ángel Arreola Ramírez, con quienes voló en repetidas ocasiones.

Marco Aurelio Hernández Carmona sobrevivió a ocho años de riesgos constantes en Global Air, donde fue piloto con rango de capitán. De 2005 a 2013, voló sin combustible, con llantas ponchadas, sobrepeso, corrosiones, motores sobrecalentados, voló incluso sin radar y sin sistema eléctrico, todo por la falta de mantenimiento a los cuatro aviones que en ese entonces tenía la compañía mexicana, y que hace dos días se vio involucrada en la caída de uno de sus aviones: un Boeing 737 alquilado por Cubana de Aviación.

En 2013 interpuso una demanda ante Alejandro Argudín Le Roy, quien era director general de Aeronáutica Civil de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, para denunciar el mal mantenimiento de los aviones y daños a su salud causados por estrés y jornadas extenuantes de trabajo en Global Air, una aerolínea que da servicios de vuelos chárter y renta sus aeronaves. A raíz de esa demanda, la dependencia federal inspeccionó el estado de las aeronaves, y al hallar irregularidades multó con un millón de dólares a la empresa, sin embargo, ésta siguió operando.

Que pilotos y pasajeros se jugaban la vida cada día al abordar uno de estos aviones, era un secreto a voces. Los pasajeros llegaban a sus destinos molestos y asustados por las turbulencias constantes. Los pilotos, por su parte, bajaban del avión y les temblaban las rodillas, estremecidos por lo cerca que estuvieron de morir, asombrados de su capacidad para solucionar las cosas en el aire. Una adrenalina constante con la que vivían cada día.

Al dueño de la compañía, el empresario español Manuel Rodríguez Ocampo, poco o nada le importa mantener los aviones en buen estado, comenta Marco Aurelio en entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro; las verificaciones oficiales y demás permisos necesarios los obtenía mediante la corrupción, porque ningún avión en esas condiciones es capaz de aprobar algo, comenta...

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