Aviones presidenciales que surcaron los cielos

Francisco Reséndiz

CIUDAD DE MÉXICO, agosto 25 (EL UNIVERSAL).- Al alba el equipo de mecánicos, pilotos y sobrecargos del avión presidencial "José María Morelos y Pavón" alistaban la salida a Ixtepec, Oaxaca. Sería una jornada larga y la aeronave se convertiría en el centro de operaciones del Presidente de la República para enfrentar la peor tragedia del país durante los últimos 32 años, era el 19 de septiembre de 2017.

Desde su llegada a México, la madrugada del 3 de febrero de 2016, el Boeing 787-8 ha sido escoltado en Europa por jets de combate, le ha dado la vuelta al mundo con al menos 20 giras internacionales, ha sido anfitrión de niños, maestros, legisladores y funcionarios, de poderosos empresarios y de la familia presidencial.

El costo total del avión, incluyendo ingeniería, instalación de sistemas, adecuaciones de estructura, equipamiento de cabina, certificaciones y un paquete de refacciones, fue de 218.7 millones de dólares, que se pagaron a 13.5 pesos por dólar, dado que también se adquirió una cobertura del tipo de cambio. Esto significa que el costo real, pagado en pesos por la totalidad de la aeronave con su equipamiento, fue de 2 mil 952.4 millones de pesos, según datos de Presidencia.

La aeronave fue adquirida por la administración del ex presidente Felipe Calderón, tras un exhorto del Poder Legislativo para renovar la flota aérea presidencial ante las muertes de Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake; el Estado Mayor Presidencial la clasifica "de seguridad nacional".

Sacudido por el 19S

Aquel 19 de septiembre de 2017, mientras en el Hangar Presidencial preparaban el vuelo a Oaxaca, el mandatario Enrique Peña Nieto encabezaba la ceremonia luctuosa por los terremotos de 1985 en la Plaza de la Constitución. Los invitados y periodistas estaban citados a las 9:00, pero hubo un retraso.

Casi a las 12:00 horas el TP01 (Transporte Presidencial 01) emprendió el vuelo y a punto de aterrizar en la Base Aérea Militar Número 2, en Ixtepec, Oaxaca, detuvo el descenso y se elevó. El reloj marcaba arriba de las 13:00. Dio varias vueltas a esta región seriamente afectada por los sismos de principios de mes.

A las 13:30, el vocero del Gobierno de la República apareció en la cabina de periodistas, estaba alarmado. "Vamos a regresar, hubo un terremoto", dijo exaltado y se fue.

Un minuto después el Presidente apareció en la cabina, tenía el rostro desencajado, preocupado, duro: "Regresaremos a la Ciudad de México, hubo un sismo muy fuerte y...

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