Breves de espectáculos

¡Pero sigue siendo Chente!

CIUDAD DE MÉXICO, abril 17 (EL UNIVERSAL).- Sólo un grande como Vicente Fernández podía llenar el Estadio Azteca de sentimiento. La noche fue, dijo, como lo soñó: acompañado de su familia y 85 mil asistentes. Así dejó para siempre los escenarios con estilo.

Un Azteca en el Azteca abrió su corazón y, con la voz entrecortada, se mostró satisfecho con sus logros.

Eso es lo que me gustaría dejarle de herencia a mis hijos para que cuando Dios me recoja digan con humildad: somos hijos de aquel señor que hizo dos cosas: uno, trabajar mucho para darnos a nosotros todo lo que él no tuvo en su infancia y, el otro, ser capaz de quedarse muerto en un escenario tan sólo por llevarse a la tumba lo que más hizo en esta vida, su presencia, su cariño, su...

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