Buscó a su hijo ocho años; al fin lo sepulta

CUAUHTÉMOC, Chih., enero 27 (EL UNIVERSAL).- Idalia, con 68 años de edad a cuestas, pasó los últimos ocho años esperando el regreso de su hijo Amir, quien desapareció en julio de 2011 en Ciudad Cuauhtémoc. El pasado fin de semana, la mujer agradeció la posibilidad de despedir los restos de su hijo y colocarlos en el panteón, al igual que otras 14 familias con historias similares.

Amir tenía 30 años, se dedicaba a la mecánica y a cuidar a sus dos pequeños hijos, de dos y tres años, hasta que un día sus familiares no supieron más de él.

En octubre de 2011 trascendió el hallazgo de un gran número de restos óseos calcinados y multifragmentados en los ranchos Dolores, El Mortero y la Brecha Porvenir, a unos 40 kilómetros de Cuauhtémoc; sin embargo, el Estado no tenía la capacidad técnica para identificarlos y así se lo hizo saber a Idalia y otras familias.

Fue hasta hace dos años, en diciembre de 2016, cuando la fiscalía local firmó un convenio de colaboración con el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm) y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para analizar 43 contenedores con fragmentos óseos, de donde se seleccionaron 223 que presentaron la posibilidad de brindar información genética.

"Del procedimiento se obtuvieron 29 perfiles genéticos individuales, que al compararse con los de familiares de 140 personas desaparecidas, resultó la identificación de 15", explicó la doctora Mercedes Doretti, jefa del equipo argentino de forenses.

Durante dos años, el grupo trabajó en el análisis de los restos seriamente afectados por el calor...

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