Callejón de sombrereros

Una máquina de soñarJavier García-Galiano

EL UNIVERSAL"Que un hombre escriba un cuento", esbozó Nathaniel Hawthorne en el siglo XIX en uno de sus note-books, "y compruebe que éste se desarrolla contra sus intenciones; que los personajes no obren como él quería; que ocurran hechos no previstos por él y que se acerque una catástrofe, que él trate, en vano, de eludir. Este cuento podría prefigurar su propio destino y uno de los personajes sería él".

Hace 50 años, en junio de 1968, Joaquín Mortiz editó un libro de Salvador Elizondo, que admiraba Wakefield de Hawthorne, pero que quizá desconocía ese apunte que lo prefiguraba: El Hipogeo Secreto.

En ese libro convergen diversos sueños conjeturales como el que se incita a ser evocado en la primera página: "Evoca ese sueño que habrá de realizarse; aquí, ahora". Esos sueños pueden entreverarse, contener otros sueños y estar asimismo contenidos en otros sueños y bifurcarse constantemente como el de la ciudad que aspiraba a soñar E., "como si con ello se fuera construyendo. Como yo te construyo en el sueño; en ese sueño que X. le cuenta al otro a la sombra de un gran árbol". Finalmente, "el universo es un sueño. Ella es la Flor de Fuego. No la despiertes".

También un libro puede conformar esos sueños inacabados. X. sospecha que en ese libro él y el hombre con el que solía conversar a la sombra de un árbol, que se imaginaban desterrados de una ciudad ideal e inventaban recuerdos de lugares, de hechos, de mujeres que nunca habían conocido, serían como personajes de una novela; "una novela barata y sin importancia; una de esas novelas que se leen, no sin malicia, en ciertas casas burguesas cuyos habitantes no carecen de algún refinamiento atávico, esas casas en que a todas horas parece el atardecer y hay bellos fruteros". Conjetura asimismo que "también es posible suponer que uno de nosotros está escribiendo este libro, que uno de los dos ha imaginado todas sus partes y las guarda en la memoria, las organiza poco a poco antes de darles esa realidad más aparente que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR