Chelas y poca movilidad imperan en la Feria de las Culturas Amigas

CIUDAD DE MÉXICO, junio 9 (EL UNIVERSAL).- A la exresidencia oficial del presidente le va como en feria. Debutó en diciembre como centro cultural con la exhibición al aire libre de la película "Roma" y ahora acoge la Feria Internacional de las Culturas Amigas, que acoge a miles de personas en un espacio mínimo, con estrechas posibilidades de esparcimiento, libre tránsito y seguridad, eso sí, con opción de tomar cerveza en Los Pinos.

El acceso por cualquiera de las puertas carece de controles de seguridad, sólo hay retenes para dosificar con ingenuidad la entrada de miles de visitantes al pasillo de escasos cuatro metros de ancho donde se amontonan y deben circular solo en un sentido y sin posibilidad de reversa en el área de comida. Un caos.

No hay ni para donde correr. Los locales de los países participantes están pegados unos con otros a lo largo del pasillo, al que sólo se puede entrar por un extremo y salir por el otro. Una cerca de arbustos bloquea el otro flanco. El área de artesanías está en una sección y la de comida en otra, no se conectan.

El gobierno de Claudia Sheinbaum tuvo la ocurrencia de trasladar la feria del Zócalo a Los Pinos, a la inversa de Andrés Manuel López Obrador, que trasladó la casa presidencial de Los Pinos al Zócalo, a Palacio Nacional. Según sus datos, sólo en expositores hay más de mil y...

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