Entre ciencia y arte, 150 años de cuidar la Historia Natural

Berenice González DurandCIUDAD DE MÉXICO, septiembre 28 (EL UNIVERSAL).- Junto a un frasco con formol que contiene un cocodrilo de río (Crocodrylus acutus) está un microscopio de bronce laqueado con capelo y base de cristal de finales del siglo XIX. Para el biólogo Jorge Rickards, estos instrumentos antiguos no sólo son bellos porque representan una herramienta de ciencia, sino porque son estéticamente atractivos, y además invocan las historias que se han gestado a través de ellos. "Me imagino, por ejemplo, a Enrique Beltrán sentado en su mesa de trabajo, descubriendo cosas y abriendo fronteras", cuenta el director de la Sociedad Mexicana de Historia Natural (SMHN) sobre el biólogo famoso por sus estudios sobre protozoarios y animales exóticos.

El antiguo microscopio de manufactura alemana forma parte de la muestra 150 años de historia Natural en México, en el Museo de las Culturas del Mundo (en la calle de Moneda en el Centro Histórico). Son más de 200 piezas de diferentes colecciones que cuentan siglo y medio de historia de la SMHN. Lo primero que se puede ver al ingresar al segundo piso del recinto, donde se dispone la exposición, es el esqueleto de una orca colgado del techo. Un par de niñas saltan como si quisieran alcanzar los huesos del animal, mientras su madre les recomienda leer la ficha que describe a la Orcinus orca como el miembro más grande de la familia de los delfines. Así que ni ballena ni asesina.

Otra osamenta espectacular acapara las miradas: un esqueleto del felino "dientes de sable". El smilodon apareció en Norteamérica y se expandió hacia el sur del continente a finales del Pliosceno y hoy los huesos de un ejemplar adulto se observan tras una vitrina. Se explica que probablemente su buen estado de conservación, que se adivina en su textura y brillo, se deba a un prolongado tiempo de inmersión en un yacimiento de brea.

Los naturalistas de hueso colorado tienen muchas piezas favoritas, pero Rickards subraya la presencia de un fémur de mamut. Advierte que si se observa con detalle, incluso es posible ver las pequeñas líneas que probablemente fueron trazadas por algún instrumento de piedra de alguien que se alimentó del gran animal. Así aparece en un pequeño surco de un hueso un guiño de hace 10 mil años proveniente de uno de los primeros habitantes del Valle de México.

Pero no sólo las piezas de mayor tamaño son las más atractivas, también hay minúsculos habitantes que se disputan la popularidad. "¿Ya viste que son...

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