Conviviendo con el enemigo

(11 del Tercer Presupuesto; MATERIAL EXCLUSIVO PARA MEDIOS IMPRESOS. QUEDA PROHIBIDA SU PUBLICACIÓN EN INTERNET)

Rocío Tapia

MÉXICO, D.F., agosto 4 (EL UNIVERSAL).- En 2011 su hijo tenía cinco años. Un día, tras haber llegado de una visita paternal, Libertad notó que se tocaba con frecuencia los genitales. Fue necesario un insistente pero cariñoso interrogatorio.

Al final su hijo le contó que le dolía su “colita”, había ‘jugado’ a “los penes” con su padre.“Nos tardamos muchas horas para que él pudiera platicar de lo que ese juego se había tratado, había sido largo con mucho dolor”, detalla la madre. El niño le dijo que su papá puso una película donde había ‘doctores’ desnudos y que estaban viendo cómo nacía un bebé.

Libertad enmudeció. Tenían que ir al médico. El niño no quería, sentía miedo de que regañaran a su papá; “le dije que no, pero que tenía que platicarme cómo habían sido las cosas”.

Libertad estuvo casada y se separó por violencia intrafamiliar. Cuando creyó que había más calma entre ellos, dejó al padre frecuentar al niño. Más allá de la relación filial, los veía como buenos amigos.“Siempre pensé ‘¿quién era yo para quitarle a mi hijo la posibilidad de ver a su papá?’… Teníamos muchos problemas de índole sexual como pareja pero pensé que se habían quedado entre él y yo”, cuenta. Pero se equivocó.

En cuanto su hijo acabó de narrar el grotesco episodio, Libertad optó por ir al Centro de Apoyo a la Violencia Intrafamiliar (CAVI) donde le indicaron que no era el espacio de atención, tenía que acudir a una agencia de delitos sexuales.

Fue para allá. La encargada escuchó la versión del niño pero le informó que no había médico ni perito para revisarlo. Además, le recomendó pensar bien si quería denunciar, “me dijo que era muy grave”. Libertad salió enojada y aturdida. Marcó a su ex pareja: “Haz lo que quieras”, le contestó él.“Estás loca. Denúnciame, no vas a poder probar nada”, la retó.

Buscó una clínica particular. La doctora confirmó inflamación y laceración en el pene del niño. Le sugirió denunciar. Se dirigió a la agencia 51 del Ministerio Público pero tampoco hubo revisión médica ni perito. Regresó al CAVI y ellos condujeron al niño y a la madre al Centro de Terapia de Apoyo (CTA).

Ahí, una abogada le leyó lo que su hijo había declarado. Tenía que denunciar para no convertirse en cómplice.Si no lo hace usted lo vamos a hacer nosotros, le dijeron. De memoria se sabe la descripción:me narró 85 palabras, las más dolorosas de mi...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR