Crisis hunde logros en España

Ana Anabitarte, corresponsalMADRID, España, marzo 8 (EL UNIVERSAL).- Hace 35 años, cuando el país vivía la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), las mujeres españoles no podían trabajar, ni viajar, ni testificar en un juicio, ni abrirse una cuenta corriente en un banco sin el permiso de su marido o de su padre, ni divorciarse, ni utilizar métodos anticonceptivos, ni abortar. Además, si eran adúlteras o vivían con un hombre sin estar casadas cometían un delito penado con la cárcel (frente a los hombres que quedaban impunes), y si tenían hijos la patria potestad era exclusiva del “cabeza de familia”.

La mujer vivía sin entidad jurídica y la mayoría no sólo no trabajaba, sino que tampoco iba a la universidad. Su papel estaba reducido al de esposa y madre abnegada. Debía casarse, tener los hijos “que Dios mande” y quedarse en casa cuidando de la familia.

Con la llegada de la democracia y la aprobación de la Constitución de 1978, la mujer española adquirió una igualdad legal plena con el hombre. Y ahora no sólo puede trabajar, viajar, casarse, votar, abortar y utilizar métodos anticonceptivos libremente, sino que la mayoría ha estudiado una carrera universitaria, muchas se han incorporado al mercado laboral y cada vez ocupan más cuotas de poder en la sociedad.

Sin embargo, la llegada de la crisis económica en el 2008 y la aprobación de una serie de recortes en educación, sanidad y servicios sociales, además de la aprobación de la reforma laboral (que establece peores condiciones laborales además de abaratar y facilitar el despido) por el gobierno del conservador Mariano Rajoy (Partido Popular, PP) han provocado no sólo un estancamiento en los derechos de la mujer sino una regresión.

Y tal y como muestran las estadísticas, por primera desde la llegada de la democracia las mujeres están dejando de trabajar para volver al hogar a cuidar de sus hijos, de personas mayores o de personas dependientes. La razón: los recortes han provocado que no tengan ayudas para acceder a guarderías públicas, ni a becas de comedor, ni a becas de libros, ni a rutas escolares, ni a centros de atención a personas mayores. Además, los trabajos que les ofrecen son con salarios tan bajos que con ellos no pueden pagar una guardería ni un centro de mayores privado, ni contratar una persona que les ayude con los niños o con sus familiares dependientes. Sólo en los dos últimos años del gobierno de Rajoy unas 100 mil mujeres se han visto obligadas a abandonar el mercado...

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