La cuna de los tenangos: 'Es normal que ellos borden'

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 13 de agosto)SAN NICOLÁS, Hgo., agosto 19 (EL UNIVERSAL).- En algunos lugares dicen que bordar es para mujeres, que la aguja, hilo y bastidor es tarea de ellas; sin embargo, en la Sierra Otomí-Tepehua de Hidalgo, esto sólo es un mito, aquí los hombres también convierten trozos de manta en obras de arte llamadas tenangos.

Los tenangos son bordados de vivos colores, con dibujos de flora y fauna donde el límite es la imaginación. A su conquista han entrado los hombres desde hace una década. Así, las manos que un día araron la tierra, que tomaron un libro para enseñar en el aula o manejaron un transporte público, hoy han encontrado una nueva ocupación en San Nicolás.

Esta es una pequeña población ubicada en el municipio de Tenango de Doria, en la sierra Otomí-Tepehua. A la entrada, un gran letrero anuncia: "San Nicolás, cuna de los tenangos". Para llegar hay que transitar por montañas con una espesa vegetación, un camino intrincado de curvas recorre alrededor de 130 kilómetros que la separan de la capital del estado. Al llegar lo primero que se vislumbra es a los hombres con guja e hilo.

San Nicolás cuenta con alrededor de 2 mil 500 pobladores indígenas otomíes; al menos la mitad de ellos han emigrado a Estados Unidos y la otra se dedica a bordar creaciones que incluso han sido codiciadas por firmas nacionales e internacionales.

Sobre cómo se empezó a confeccionar esta artesanía en la zona, nadie lo sabe, hay quien dice que se remonta a las pinturas rupestres que se encuentran en el cerro El Cirio. Lo que es una certeza es que en esta comunidad las mujeres se iniciaron en el trabajo y hoy ya son 95 hombres los que se dedican a él. En su mayoría son jóvenes, aunque también hay adultos que dejaron otros trabajos para hacer de los textiles su forma de vida.

Impulsados por las mujeres, los hombres poco a poco han comenzado a ganar terreno y consideran que en 10 años más sea la población masculina la que se dedique de lleno a esta actividad.

La pasión del bordado

Entre los artesanos se encuentra Oliver Teodoro, un joven de 27 años, creador de un suéter que se hizo famoso, luego de que la firma de ropa Mango, de origen español, plagiara su diseño. Su sueño es estudiar diseño de modas, pero la pobreza, cuenta, sólo le permitió acudir a la secundaria.

De niño, dice, su madre le enseñó a bordar: "Un día se enojó porque gastaba las hojas del cuaderno para dibujar, entonces me dio un pedazo de...

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