El deportes como escaparate

Bret Kurland

EL UNIVERSALDos escoceses cantaban a todo pulmón un vagón de tren lleno de gente que atravesaba la campiña escocesa. Era el himno de Estados Unidos.

Me quedé sorprendido. Fue el verano pasado, a 8,000 kilómetros de distancia de mi casa en Arizona, mientras viajaba de vuelta al hotel después de asistir al Abierto Británico de Golf. ¿Cómo podía ser que supieran toda la letra del himno estadounidense?

"Pues, por mirar deportes en la televisión," me respondieron.

Claro. Pensemos en cualquier evento deportivo estadounidense, comenzando con el Super Bowl, e invariablemente incluye como acto inicial el himno nacional, independientemente de que el evento sea visto en el mundo entero.

Durante los últimos años, los ecos del himno nacional durante eventos deportivos han resonado más allá de los estadios y las pantallas de televisión y se han instalado en la arena política. Se puede rastrear esa resonancia hasta la ciudad de San Francisco durante el mes de agosto de 2016, cuando el jugador Colin Kaepernick se arrodilló mientras sonaba el himno nacional de Estados Unidos antes de que comenzara un partido de pretemporada de la Liga Nacional de Futbol Americano (NFL). Lo hizo para llamar la atención sobre la violencia policial y lo que luego llamó "la opresión sistemática".

Está muy de moda hablar del declive del futbol americano pero, como espectáculo, la Liga sigue en pleno apogeo. A pesar de las controversias del caso Kaepernick y las generadas por los golpes y las heridas al cerebro, que tanta atención han generado, la NFL vio crecer la audiencia televidente durante la temporada en un promedio de 5% sobre el año anterior, y de un 12% para el primer round de los Playoffs.

Lo cual...

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