El desenlace que avanza cada hora

Perla Miranda

CIUDAD DE MÉXICO, enero 21 (EL UNIVERSAL).- Isidoro Velasco espera noticias de su sobrino Enrique, quien llegó al hospital Magdalena de las Salinas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con 95% de su cuerpo quemado por la explosión de una toma clandestina de combustible en Tlahuelilpan, Hidalgo. De morir el paciente, sería el tercero en la familia Hidalgo Velasco.

Con la voz entrecortada, el hombre que se dedica al campo reconoce que él y sus sobrinos sabían que acarrear gasolina en tambos era peligroso, pero su necesidad fue más grande: "Estábamos conscientes de que era un riesgo jugar o estar enfrente de la gasolina, pero no imaginábamos que esto llegaría a una gran explosión que acabaría con muchas vidas".

Las manos de Isidoro no dejan de jugar con una bolsa con restos de comida, al tiempo que insiste en que la escasez de combustible y su elevado costo orillaron a muchas personas a llegar al ducto perforado para llevarse uno o cinco litros.

"La necesidad de tener ese líquido nos llevó ahí, muchas gentes perdieron la vida a causa de la necesidad, eran campesinos igual que yo y para que nosotros podamos trabajar requerimos del líquido, ahorrar es nuestra mayor prioridad y por eso fuimos por unos litros, ahora muchas familias en Teltipán de Juárez han fallecido a causa de eso".

Este día ha sido...

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