Desplazados de la Sierra viven frustración y sin protección

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 19 (EL UNIVERSAL).- "Si quieren quedarse en su pueblo se van a tener que alinear a lo que digan los comunitarios", les advirtió un militar a los desplazados de la comunidad de Filo de Caballo, en la Sierra de Guerrero, la tarde del sábado cuando intentaban entrar a su pueblo.

A los desplazados les dio la noche en la comunidad de Los Morros esperando poder entrar su pueblo. No lo lograron. Los armados que lo tomaron desde hace ocho días se lo impidieron.

Aun así, los funcionarios del gobierno del estado les ofrecieron que se quedaran en la comunidad de Los Morros, a la intemperie sin ninguna certeza de que los armados no los atacaran. No aceptaron y, que otra vez, emprendieron el regreso al auditorio de Chichihualco, como hace ochos días: sin protección.

La mañana de este domingo, en el auditorio de Chichihualco había un ambiente de frustración, de coraje incluso de traición.

"Ayer pareció que el gobierno nos quería entregar con los armados, cómo es posible que se hayan comprometido a llevarnos sin tener un acuerdo con los armados", dice un poblador sentado en las gradas del auditorio.

Esta mañana de domingo, el auditorio estaba semivacío. El grupo de desplazados estaba roto, desaminado, con la moral baja: estuvieron a un par de kilómetros de sus hogares y no pudieron entrar. Nadie quería regresar al auditorio. Nadie quería volver a dormir amontonados, apenas comer, bañarse de vez en cuando, pero sobre todo querían volver con los...

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