El día que la tierra de la eterna primavera perdió su alegría

CUERNAVACA, Mor., septiembre 20 (EL UNIVERSAL).- El sismo de magnitud 7.1 de intensidad mató a por lo menos 55 morelenses, sumió en la zozobra a sus habitantes y despojó a Cuernavaca, "la tierra de la eterna primavera" de su alegría cotidiana.

Sus habitantes saltaron a las calles y miraban una y otra vez los edificios antiquísimos, sin dar credibilidad al sismo que dañó hospitales, derrumbó edificios, casas, palacios municipales y hasta iglesias. Una y otra vez. muchos insistían en la versión de que Morelos nunca había registrado un sismo de esta naturaleza.

La mayoría de los restaurantes cerraron, las tiendas sellaron sus puertas y vendieron toda la existencia de velas, veladoras, linternas de mano y cualquier aparato que produjera luz con baterías.

Desde Jojutla, al sur del estado, hacia la ciudad de Cuernavaca se interrumpió la energía eléctrica y por la noche se desplazaron unidades de la Policía Morelos para custodiar las carreteras federales.

En Cuernavaca, hacia después del mediodía, un microbús subió lentamente por la calle de Santos Degollado para dirigirse hacia el centro de la ciudad, pero el semáforo lo detuvo al pasar por el edificio conocido como Torre Latinoamericana, uno de los más emblemáticos de la ciudad.

Jorge Duarte, conductor del transporte público, dice que sólo escuchó fuertes ruidos en el techo de su unidad y enseguida gritos de sus pasajeros. Grandes bloques de concreto y una antena de transmisión sepultaron medio microbús y como pudo ayudó a los 25 pasajeros a salir por una de las ventanas. Ninguno falleció.

Un joven esperaba para tomar el transporte cuando los escombros lo sorprendieron y lo sepultaron. Su cuerpo fue levantado alrededor de las 17:00 horas. Un policía...

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