Diario Íntimo de Lulu Petite

La sumisa fui yoLulu Petite

EL GRAFICOQuerido diario: Es imposible que la mente se ponga en blanco, pero eso definitivamente era lo más parecido. Ramiro no podía hablar, pues tenía la boca llena y yo estaba perdida en el placer, sin pensar en nada, disfrutando con la mente en blanco.

?Uuuh, sigue así ?dije gimiendo, estrujando su cabello con mi mano. Mis dedos acariciaron su cuero cabelludo y esto pareció excitarlo más. Empezó a lamer y lamer, metido de lleno en ello.

A Ramiro, lo conocí apenas hace tres semanas. Es lindo y le gusta que lo dominen. No en plan de golpiza, ni siquiera ataduras. Sólo le gusta la actitud mandona. Me divierte entrarle a su juego, después de todo, dar órdenes a nadie le molesta.

Hoy nos vimos de nuevo. Cuando entré a su habitación no hablamos mucho más que el saludo. Cuando comenzó a desvestirme, supe lo que debía hacer. Lo tomé por los hombros y lo hice arrodillarse ante mí.

?Desnúdate ?ordené viéndolo a los ojos seriamente.

Sonrió y empezó a quitarse la camisa. ?No te rías ?ordené. En cueros y a mi merced, me puse bien cerquita, de modo que pudiera rozar mi obligo con sus labios. Su bigote me provocó cosquillitas, pero mantuve la compostura. Alzó una mano y comenzó a acariciarme las piernas.

?Después ?dije con firmeza quitándome sus manos de encima?. Primero cómeme.

¿Qué te puedo decir? Ansioso lamía, besaba y mordisqueaba mis labios, provocando que me empapara por completo.

?No pares ?gemí con la vista perdida en el techo.

Acaricié sus hombros, fascinada con sus ganas de disfrutarme entera. Llegado a cierto punto empecé a hervir por dentro, la mente se me puso en blanco y clavé mis uñas en su espalda. Miró hacia arriba y vio mi boca entreabierta, mis pupilas dilatadas, mis mejillas sonrojadas, las minúsculas gotas de transpiración que empezaba a cubrir mi piel. Me vine en su boca ahogando un grito de éxtasis desesperado. Sonrió porque sabía lo que significaba. Se puso de pie y me tomó por la cadera para llevarme a la cama, pero justo antes de caer sobre las sábanas, giré para que él quedara debajo de mí. Intentó alzarse y darle vuelta al asunto, pero lo tomé por las muñecas y lo clavé al colchón con fuerza, besándole el cuello y apreciando su aroma viril. Él se dejó dominar.

Nos besamos apasionadamente. Mordí sus labios sin soltar sus manos. Me acomodé para acariciar su rostro con mis senos. Meneé mi cadera para incitarlo. Estaba durito. Me restregué en su miembro, palpitante y venoso.

?Te...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR