Diario íntimo de Lulú Petite

Lulú Petite

EL GRÁFICOQuerido diario: Desde el primer momento, él me advirtió que no pensaba desvestirme, porque le gustaba más coger con la ropa puesta. Algo excéntrico, pensaba, mientras él hurgaba por debajo de mi falda.

Era fácil dar con mis nalgas debajo de la tela, y él tenía un talento riquísimo para apretarlas mientras nos besábamos frente a la ventana de la habitación del motel.

Al final me dio la vuelta para que le diera la espalda, con el único propósito de besarme las mejillas mientras se arremangaba la camisa hasta el codo, conmigo apoyada y respirando fuerte contra su pecho. Me encontraba tan lista yo, para que por fin me tomara. Él me dio un último pico en los labios antes de invitarme a inclinarme sobre la cama, de manera que mi torso quedase recostado arriba de las sábanas, pero mis caderas en alto y a su disposición.

Una sucesión interesante de ruidos llegó a mis oídos entonces, el primero siendo el sonido que hizo su cremallera al bajar. Lo espié por encima de mi hombro, mordiéndome el labio inferior con anticipación, porque lo siguiente que escuché fue el ruido del paquete del condón al romperse. Él me sostuvo la mirada mientras se lo ajustaba en el tronco de la erección, y yo me lamí los labios con una sonrisa coqueta.

Fue con la punta de su miembro que él se paseó por encima de la tela empapada de mi lencería. Al primer roce me arqueé, dejando caer la cabeza sobre la cama, abriéndome todavía más de piernas para darle la bienvenida a su divina manera...

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