Diario íntimo de Lulú Petite

Que revolcadaLulú Petite

EL GRÁFICOQuerido diario: Tenía el pene en mi garganta. Su mano, enorme, acariciaba mi mejilla, mientras me hacía tragar todos los centímetros de su enorme tallo erecto. Puse mis manos en sus piernas y luego acaricié sus testículos con la punta de mis dedos.

Yo estaba sentada a la orilla de la cama; él, de pie frente a mí, con el miembro erecto y la mirada clavada en mis labios, que devoraban su hombría. Es un tipo muy varonil. Se hizo mi cliente y me cae muy bien. Perteneció a las fuerzas armadas, ya está retirado, era de esos que portan águila y estrellas en el uniforme.

Siempre les he tenido un respeto especial a quienes como él andan en tantas cosas arriesgando el físico, a la familia, la normalidad de la vida. Él me contaba historias, claro, de las del tipo que una civil podía escuchar. Es un hombre de una fuerza física y de carácter tremenda.

Eso también me gusta de elementos como él; como son fuertes, cogen riquísimo. No he conocido a uno de ellos que no sepa coger, te ponen unas revolcadas riquísimas.

No terminaba de chupársela...

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