Edificio resistió un ataque terrorista, pero no el 19 de septiembre

Erika Flores

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 8 (EL UNIVERSAL).- Aquella mañana don Filemón, el portero del edificio ubicado en la calle Sonora número 149, en la colonia Hipódromo Condesa, recibió un sobre cerrado; estaba dirigido a la agencia de viajes Cubanacán, que rentaba el piso tres del inmueble. Era el 24 de mayo de 1997 y mientras terminaba de realizar algunas tareas, dejó el sobre entre los tanques de gas ubicados en la entrada de la portería. Pasadas las 11 de la mañana subió y lo colocó en la entrada principal de la agencia conformada por una doble puerta: una de reja metálica y otra de madera.

A don Filemón le pareció normal que en sábado llegara correspondencia para Cubanacán; en días anteriores fue notificado que esa tarde llegaría de visita el cónsul cubano y la agencia solicitó permiso a la familia Carrillo (propietaria del inmueble) para estacionar el auto del funcionario dentro del edificio.

Esa tarde los Carrillo salieron por casualidad y, por ser fin de semana, las oficinas, estaban vacías. Por eso nadie se vio afectado cuando a las seis de la tarde estalló el sobre que el portero había dejado en la entrada de Cubanacán, que también se encontraba vacía porque no llegaron ni sus empleados ni el cónsul que acudiría.

La explosión dañó principalmente esa oficina mientras que los despachos ubicados en los pisos uno, dos y tres, tuvieron sólo vidrios rotos y puertas deshechas. El elevador corrió la misma suerte: perdió su puerta y quedó desnivelado.

Cuando la familia Carrillo regresó por la noche se sorprendió al encontrar a los bomberos y al grupo Zorros, de la policía capitalina, quienes buscaban información relacionada con la explosión del sobre bomba, pues no era la primera vez que ocurría; sus registros indicaban otras explosiones similares en diversas oficinas cubanas en México y el extranjero.

El caso de Sonora 149 le fue adjudicado al terrorista cubano, naturalizado venezolano, Luis Posadas Carriles. Por esa razón, la aseguradora de Cubanacán (Seguros Monterrey) no pagó a la familia Carrillo los 70 mil pesos de la reparación de los daños. "Es que la póliza contratada no incluye actos terroristas", les informó.

Un ingeniero amigo de la familia evaluó el inmueble y determinó que la explosión no dañó la estructura del edificio de siete pisos con planta baja. Sin embargo, 20 años después, un sismo de magnitud 7.1 sí logró colapsar el piso cinco donde murió Lourdes Baeza, la madre de Flor, quien es la actual propietaria de la...

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