Eloy Urroz se adentró en la esquizofrenia

CIUDAD DE MÉXICO, julio 24 (EL UNIVERSAL).- Eloy Urroz no duda cuando asegura que ?Demencia? es su novela. Lo es porque en ella se exigió todo pero al mismo tiempo se permitió todo. Nunca salió del primer capítulo hasta que éste estaba perfectamente redondo, casi perfecto, hasta que todas las piezas engarzaban bien; pero al mismo tiempo, nunca antes había dejado que se desbordara tanto su imaginación.

En ?Demencia? (Alfaguara) Eloy Urroz hace el relato alucinado del violinista Fabián Alfaro, un joven artista con problemas de esquizofrenia. En esta novela la métrica es aparentemente sencilla: hay tres amigos, ocurren dos asesinatos y hay una ciudad enloquecida. Sin embargo, la trama es más complicada, está llena de claroscuros, de luces y sombras, de realidad y de alucinación. Hay dos hermosas pianistas, una es la luz y la otra la oscuridad que vibran en una historia trepidante que aparentemente podría ser un thriller en una gran urbe. Pero no es así.

?Esta no es una novela sobrenatural, no es una novela fantástica, ni de realismo mágico, no es tan sólo un thriller. Es la historia del problema psicológico de un tipo que sufre una suerte de esquizofrenia y no sabemos qué cosas que mira sí son y qué cosas que mira no son. Y yo quiero que tú, lector, te quedes con la duda. Esta novela es una novela de la ambivalencia, yo quería mantenerla en la incertidumbre y en la ambivalencia, esa fue mi intención?, señala el narrador mexicano.

Eloy Urroz ((Nueva York, 1967), asegura que él siempre apeló a la complicidad del lector, en este sentido se apega a la famosa teoría cortazariana del lector activo y desecha al lector pasivo, un ingrediente que dice está en todas sus novelas, es decir, la complicidad o la búsqueda del lector ideal, del lector que va a tratar de armar el rompecabezas o de llenar esos huecos y esas elipsis que el autor plantea.

?En este caso, el desafío estaba en hacer una novela coral. Es mi novela más coral, siempre hay muchos narradores en mis novelas, en ?Las rémoras? hay cinco, en ?La mujer del novelista? hay tres, pero aquí hay como ocho?, reconoce el escritor mexicano.

Urroz, quien fue integrante de la llamada ?Generación del Crack?, afirma que en esta ocasión era importantísimo que la acción fuera trepidante, que el arranque fuera muy bueno, que el lector no quisiera soltar esas primera 20, 30 páginas. ?No pasé al segundo capítulo hasta que el primero quedó amarrado, hasta que cada cosa quedó engarzada. Por eso digo que esta es...

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