'Es difícil que quieran darme seguro'

Astrid Rivera y Perla Miranda

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 30 (EL UNIVERSAL).- A los 13 años, Karla tuvo que dejar a su familia en San Felipe del Progreso, Estado de México, para conseguir dinero. Partió a la capital de Nayarit, donde le ofrecieron trabajar en unos locales. Una vez en Tepic, tuvo varios empleos, desde cuidar a un par de gemelos, limpiar casas y oficinas e incluso vender en un tianguis, pues debía mandarle dinero a su madre y a su abuela, quien padecía cáncer de estómago. Limpiando hogares, poco a poco se fue "haciendo de sus clientes" hasta que consiguió un empleo estable en un domicilio donde laboró por ocho años.

En un inició sólo le pagaban 150 pesos al día, la familia para la que trabajaba le permitía quedarse a vivir en uno de los cuartos de la casa; los alimentos y artículos de uso personal se los proporcionaban sus patrones. En todo ese tiempo lo máximo que llegó a cobrar fueron 250 pesos al día.

"El trabajo no era tan bueno y menos la paga, pero me dejaban quedarme en la casa y la necesidad me hizo quedarme tanto tiempo ahí", comenta mientras barre debajo de los muebles.

Karla es una de las 2.4 millones de trabajadoras del hogar que hay en el país. Actualmente labora en un departamento ubicado al sur de la Ciudad de México, trabaja de lunes a viernes con un salario de 250 pesos al día y vive en el cuarto de servicio de la torre de condominios.

La joven de 25 años desconoce el programa piloto para que las trabajadoras del hogar tengan seguro social y duda que pueda acceder a esta prestación.

"Está difícil que mis patrones vayan a querer darme seguro, estaría muy bien, pero qué tal que los presiono y luego me corren y me quedo sin trabajo", comenta sin dejar de realizar sus labores.

Una vez que Karla terminó sus actividades, se alista para regresar a su casa en el Estado de México y estar con su hijo de tres años al que sólo ve los fines de semana. "Mi mamá me ayuda a cuidarlo, ni modo, hay que seguir trabajando para sacar a mi familia adelante", dice.

Mientras exprime el mechudo para trapear, la mujer comenta que la principal dificultad de su trabajo es el respeto de los patrones: "Me ha tocado gente muy grosera que piensa que nos puede humillar. Es un trabajo como cualquier otro el que hacemos".

Acceso a beneficios

Hasta el 28 de febrero pasado, 3 mil 700 trabajadoras del hogar se habían afiliado al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El programa piloto para la incorporación de las personas que laboran en este...

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