Desde Europa

Ana Anabitarte, corresponsal

MADRID, España., septiembre 14 (EL UNIVERSAL).- Esta tarde de lunes se reúnen en Bruselas (Bélgica) los ministros de Justicia e Interior de los 28 países que conforman la Unión Europea (UE) con un único punto en la agenda: la crisis de los refugiados. Cada día siguen llegando al viejo continente unas 3 mil personas entre hombres, mujeres y niños, la mayoría de ellos sirios, huyendo la guerra, según la agencia de la ONU de los refugiados (ACNUR). Y aquí, mientras algunos gobiernos les cierran las puertas, les multan, les encarcelan o les regresan a sus lugares de origen, en otros, como en Alemania, sus ciudadanos les están recibiendo con los brazos abiertos y carteles de bienvenida.

Hace unas semanas la Comisión Europea propuso a cada país unas cuotas de recogida de refugiados en función a su tamaño y a su situación económica, pero los estados miembros no las aceptaron. Así que cada uno acoge al número de personas que quiere. En aquella ocasión la Comisión Europea recomendó acoger a 40 mil, pero la suma de cada país sólo alcanzó los 32 mil. Hoy con la llegada masiva estos últimos días la cifra se ha triplicado y ya son 160 mil los que la Comisión Europea plantear acoger.

Ante esta avalancha durante su reunión de esta tarde los ministros de los 28 deben firmar un documento que muestre algún avance en la negociación. Algo que a priori parece una tarea muy difícil ya hay dos posturas muy enfrentadas. Mientras unos países piensan que hay que absorber esta inmigración por razones éticas pero también por razones normativas: está en el ADN de la UE. Es el caso de Alemania, Francia, España e Italia. Otros países de Europa del Este tienen serias reticencias a hacerlo como Hungría, Eslovaquia, República Checa y Polonia e incluso se niegan a aceptar el sistema de cuotas pese a que se les ha pedido que acojan a menos que al resto. Lo paradójico es que tras la Segunda Guerra Mundial fueron estos países los que produjeron los mayores desplazamientos de ciudadanos por razones éticas, lingüísticas e incluso religiosas, y también quienes hace unos años huyeron de las dictaduras comunistas. Y ahora no sólo se oponen al sistema de cuotas, sino que algunos sus líderes políticos no tienen reparos en acusar a los refugiados de aprovechados, e incluso de ser unos terroristas y de portar enfermedades.

Hoy...

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