Expediente Nestora: no culpable

Lydiette Carrión

MÉXICO, D.F., enero 17 (EL UNIVERSAL).- El 9 de junio de 2013, las señoras Mariza Meza y Susana Baltazar se acercaron a pedir ayuda a la Policía Comunitaria de Olinalá, ya que sus hijas Yesenia y Betsabé, dos jovencitas menores de edad, habían desaparecido. Las madres fueron atendidas por Nestora Salgado, quien era coordinadora regional de la Policía Comunitaria de esa localidad, ubicada en Guerrero.

Un día después de la denuncia de las madres, la policía comunitaria de Huamuxtitlán, población localizada a una hora y media de Olinalá, arrestó a varios jóvenes que se encontraban tomando y drogándose; entre ellos a Pedro Gil, de 26 años, a quien acusó de intento de homicidio y a Ramiro Santiago, de 24, quien, de acuerdo con la policía comunitaria fue arrestado por el delito de “trata de blancas”, ya que llevaba a las jovencitas para ser explotadas sexualmente en otro poblado, en Tulcingo. Con ellos fueron detenidas Yesenia y Betsabé, junto a otra menor de edad, de nombre Dulce.

Las jovencitas fueron acusadas de consumir drogas y de otros comportamientos. Los familiares dijeron que no podían controlar a sus hijas y firmaron un acuerdo para que fueran reeducadas en la Casa de Justicia El Paraíso, en Ayutla de los Libres, a más de cuatro horas de distancia.

Menos de dos meses después las tres jovencitas denunciaron a La Comandanta por secuestro. Este es el caso central contra Nestora Salgado, una mujer bajita, regordeta, blanca y de ojos llamativos, a quien unos acusan de ser secuestradora y criminal; mientras que otros la llaman lideresa social y heroína. Ella fue la fundadora de la policía comunitaria de Olinalá.

* De EU a Olinalá

Saira Rodríguez, hija de Nestora, accede a una entrevista en la ciudad de México el 26 octubre de 2014, un día antes del segundo aniversario del levantamiento de su pueblo contra el crimen organizado, y un día antes de que deje el país debido a amenazas contra su familia. Da la entrevista tras un día pesado: despertó a las 3 de la mañana, tomó un vuelo a Nayarit, para visitar a su madre, presa en el penal de Tepic, y decirle que no podrá verla en un largo tiempo; ha sido amenazada de muerte en varias ocasiones y deberá regresar a EU.

Ahora, casi a las 10 de la noche, Saira pide algo de cenar en el restaurante. Lleva el chongo deshecho, tiene la cara redonda y el rostro joven, acorde con sus 27 años, pero un puñado de canas en la sien derecha no concuerdan. Mientras espera la cena, los hijos de 4 y 5...

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