Exposición relata la travesía del monolito de la diosa Xochiquetzal

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 16 (EL UNIVERSAL).- El monolito de la diosa Xochiquetzal ha tenido grandes travesías en su haber: desde ser resguardada en el imperio de Maximiliano, sobrevivir a los convulsos tiempos revolucionarios o sufrir complejos traslados en carretas tiradas por bueyes a inicios del siglo XX. Todo ello hasta que en un giro inesperado ?producto de los sismos de 2017? fue devuelta en préstamo indefinido a su lugar de origen. Dar cuenta de esta historia es el objetivo de la exposición "Xochiquetzal: Una deidad de piedra en Xochicalco", exhibida en el Museo de Sitio de la Zona Arqueológica de Xochicalco, en Morelos.

La muestra temporal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), curada por la restauradora Elvira Pruneda Gallegos y por la museógrafa Enoé Mancisidor Pérez, es en esencia un acompañamiento a la Xochiquetzal y sus últimos 150 años. Así lo explicó Elvira Pruneda, quien tras mencionar el simbolismo que Xochiquetzal tuvo en tiempos precortesianos como una deidad de la fertilidad, que permitía la germinación del maíz y las flores, refirió que la narrativa de la exposición parte de 1866.

Fue hasta 1887 cuando el antropólogo Eduard Seler visitó Xochicalco, leyó los símbolos inscritos en la escultura, e identificó en ella a Xochiquetzal. Un nuevo traslado de la pieza ocurrió a finales del siglo XIX, cuando ante el intento del arqueólogo Leopoldo Batres de llevarla al Salón de Monolitos del Museo Nacional, los pobladores de Tetlama la resguardaron dentro de su parroquia.

"En 1910, con motivo de las fiestas del Centenario de la Independencia de México, Batres...

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