Fábulas perrunas

Esos celos…Carolina Rocha MenocalEL UNIVERSAL(Embargada para sitios en Internet hasta las 24:00 horas locales)El sureño hogar retumba en un aullido al estilo Chente Fernández y "esos celos que enloquecen… ¡ayy! ¡ayy!". Sí, querido lector. De haber sabido antes que la envidia es la madre de todos los males, no accedo a la aventura de abrir las puertas del sureño hogar a dos nuevas criaturitas cuyo pecado capital consiste en que son rechonchetes, magullables, besables y acapara miradas. Como decirlo de modo a que se me entienda mejor: son unos "muñecos mediáticos" al estilo Peña Nieto, pero no hablan, o sea que no la cascarean, y tienen la virtud de su belleza y juventud.Desde su llegada, hace tan solo 7 días, su Adelita desconoce el significado de la palabra tranquilidad Ây mire usted que ni estoy hablando de paz, pues esa la perdimos en diciembre de 2006 cuando el país se partió en buenos y malos, y los malandros, al parecer, la van ganando.Y detrás de la inestabilidad: los malditos celos, que ni sinónimo digno tienen en el diccionario.Efectivamente, los celos (duda, sospecha, envidia, recelo) que con toda razón se dice son de todas las enfermedades la que se alimenta de casi cualquier cosa y la que con ninguna se remedia. Y en el sureño hogar, querido fabuler@, esta tesis podría ser patentada ante notario del Estado de México o juez del máximo tribunal electoral que ahora goza hasta del respeto del amoroso Peje.Haga usted de cuenta que la que escribe vive un calvario similar al que padeció al inicio de la semana don Gustavo Madero, dirigente del PAN, y que la llegada de Carolo y Beluga fue tomada por mis 3 canes como la efímera consulta indicativa que nunca ocurrió, nunca indicó cosa alguna, pero cuánto desorden causó al interior del panismo.Canuta, la más joven de la perrada original, pero de la corriente histórica en el sureño hogar, montó en cólera como el mismísimo Santiago Creel. Por motivos mucho menos justificados que los del barbado albiazul, ella se convenció de que su lugar en el hogar pendía de un hilo y se aferró a su coto de poder como el Presidente de la República a su lucha contra los narcos.En un inicio, cuando aún no intuía que los cachorritos hasta regazo tenían montado en el más remoto rincón del hogar, movió la cola y jugó con ellos. Como don Santi, quien dio la bienvenida a sus dos contendientes cuando dejaban sus respectivos cargos, la 'canu' permitió que Beluga y Carolo recorrieran el jardín y ni chistó cuando...

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