Festejan a los muertos en tierra de Trump

OAKLAND, EU., noviembre 1 (EL UNIVERSAL).- Al atardecer, el viento helado de la bahía de San Francisco inunda el este de Oakland... ahí, donde cientos de mexicanos y mexicano estadounidenses han salido a la calle para desafiar al gobierno de Estados Unidos con tradiciones intocadas, con el Día de Muertos.

En Fruitvale, al pie de la estación del Metro donde fue asesinado en 2009 Oscar Grant, símbolo de la lucha racial, los mexicanos asentados en la entrada a la zona industrial de la bahía siguen la tradición y colocaron, como desde hace más de 20 años, sus ofrendas a sus muertos.

La Virgen de los Dolores y las máscaras de la muerte son testigos de las ofrendas hechas con bidones de agua, ropa rota y un muro miniatura hecho con papel maché que recuerda a los migrantes que mueren en el desierto. Más allá hay otro que reclama la muerte de una familia en su camino de regreso a México, y uno más a los migrantes que murieron tras años de vivir aquí en busca de una vida digna.

Los alrededores de la estación Fruitvale del BART (metro de San Francisco) se parecen a las inmediaciones del metro Santa Anita en la Ciudad de México. El sol, que pega fuerte pero no quema, y el frío del otoño recuerdan a los paisanos que están lejos de casa.

Hay un baile. Se escucha música de banda y los jóvenes mexicano-estadounidenses bailan incluso con piruetas que dibujan las mujeres en el aire ante los gritos y porras de sus vecinos.

Los mexicanos de aquí se alistan en lo que es el pleno arranque de la semana laboral. Muchos de ellos prácticamente dejan la vida en el trabajo con horarios de siete de la mañana a seis de la tarde y con un segundo turno de siete de la noche a cuatro de la madrugada; en promedio ganan 5 mil dólares mensuales.

Pero en la víspera del Día de Muertos caminar por Fruitvale lleva a cualquier mexicano, hispano o latino a sus orígenes. A cada paso se siente cómo el aroma del copal y el incienso se funde con el cempasúchil, el pan de muerto, el aguardiente y el tequila, el pozole y los tacos.

Y ahí, donde caminan con seguridad migrantes indocumentados, residentes legales, chicanos, lo hacen igual afroamericanos, jamaicanos, güeros, bolillos ?como llaman aquí a los estadounidenses más estereotipados? y europeos que visitan San Francisco.

"Trump está loco". Manuel García nació en Oakland, pero sus padres son de Michoacán. Tiene 32 años y nunca ha visitado México.

Tiene los ojos verdes y el cabello castaño claro; se siente orgulloso de vestir penacho...

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