Fronteras abiertas en la UE, víctimas de Covid-19

Inder Bugarin, corresponsal

KNOKKE HEIST, Bélgica., mayo 26 (EL UNIVERSAL).- La holandesa Terese van Lare de Kaestecker mira incrédula a los dos agentes belgas que resguardan el cruce fronterizo entre Bélgica y Holanda más cercano a las aguas del Mar del Norte.

"En los 71 años que llevo viviendo aquí, nunca había experimentado una situación en la que no me permiten pasar al lado belga, ¡es verdaderamente increíble!", dice a EL UNIVERSAL la veterana atleta, considerada en la región de Flandes Zelandés leyenda del deporte por sus actuaciones en maratones y triatlones.

Mientras acaricia a Ota, a quien se refiere como un ?desatendido perro español?, recuerda que tras la Segunda Guerra Mundial hubo aquí la presencia de agentes aduanales, pero su función no era prohibir el cruce, como ahora, sino evitar el tráfico ilícito, esencialmente de mantequilla holandesa. En los años 50 y 60, era el producto de contrabando más rentable.

"Pero eso fue hace mucho tiempo", apunta Terese, quien como parte de su rutina deportiva acostumbraba cruzar la frontera sin siquiera percatarse que entraba o salía de un país. Ahora los cruces están interrumpidos por contenedores, cercas metálicas y policías en moto que patrullan todos los puntos.

Bélgica decidió prohibir los desplazamientos fronterizos no esenciales a partir del 18 de marzo, cuando siguió el modelo italiano y español de absoluto confinamiento para contener la expansión de coronavirus (Covid-19).

La autoridad consideró que mantener las fronteras abiertas hubiera dificultado el cumplimiento del decreto a quedarse en casa, pues Holanda optó por un modelo de confinamiento mucho más flexible. El premier Mark Rutte llamó, mas no forzó a la población, a quedarse en el hogar y cerró únicamente los negocios que invitaban a la convivencia social, como bares, cafés, restaurantes, teatros y cines.

Las perfumerías, zapaterías y tiendas de ropa continuaron abiertas en Holanda, lo que resultaba muy tentador para los vecinos belgas, según el cálculo de las autoridades de ese país. El cruce indebido está penalizado con multa de 250 euros.

La inédita suspensión de la libre circulación de personas provocada por la pandemia ha separado comunidades fronterizas hermanas y originado pérdidas millonarias por comercio y turismo, al tiempo que ha despertado peligrosos fantasmas.

Expresiones racistas nunca antes vistas han proliferado en las últimas semanas a distintos niveles. Leopold Lippens, alcalde del exclusivo balneario...

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