Fuego amigo

(Embargada para sitios en internet hasta las 24.00 horas locales)Carlos CastresanaFiscal del Tribunal Supremo de EspañaEL UNIVERSALCuando Estados Unidos derogó en 1933 la prohibición de las bebidas alcohólicas, los grupos criminales empezaron a comercializar estupefacientes, lo que no constituyó sorpresa alguna, puesto que la mafia busca siempre lo prohibido; allí encuentra sus oportunidades de negocio.En 1961, constatando esa realidad, se aprobó la Convención Única sobre Estupefacientes, pretendiendo regular la producción, distribución y consumo de la cannabis, la adormidera y la coca, la mayor parte de cuyas aplicaciones es beneficiosa, pues de aquellos vegetales se obtienen la mariguana, la heroína y la cocaína pero también muchos productos farmacéuticos. La palabra clave entonces fue la fiscalización: los Estados debían verificar el proceso, y las sustancias, unas prohibidas, otras reguladas, fueron agrupadas en diferentes listas. El control administrativo era la herramienta principal para proteger la salud pública.Las mafias se adaptaron, centraron su actividad en las sustancias de origen químico, y vinieron los años del LSD y las anfetaminas. Una década después nos dimos por enterados, y en 1971 se aprobó la Convención sobre sicotrópicos, siguiendo el método de la anterior: fiscalización de algunos productos y prohibición de otros.La nueva regulación envió a los narcos de vuelta a los cultivos. Los cárteles colombianos inundaron América de cocaína, y entonces sí, en 1988, ya nos fuimos con todo: la Convención contra estupefacientes y sicotrópicos, persecución penal como herramienta principal contra el tráfico de todas las drogas, y también contra las conductas preparatorias (el comercio de precursores, los productos utilizados en la fabricación) y las posteriores (el lavado de dinero).La estrategia fracasó por varias razones: el negocio era demasiado bueno, su represión generó una respuesta de extrema violencia y, sobre todo, algunos socios no hicieron los deberes. Mientras los países de cultivo y tránsito se esforzaban por combatir la oferta, los de consumo hicieron muy poco para reducir la demanda, y casi nada para controlar los precursores y...

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