“Mis fuerzas menguaron y hay cosas que no pude vigilar”

(12, Tercer presupuesto. MATERIAL EXCLUSIVO PARA MEDIOS IMPRESOS. QUEDA PROHIBIDA SU PUBLICACIÓN EN INTERNET)León KrauzeMÉXICO, D.F., julio 22 (EL UNIVERSAL).- Rosa del Carmen Verduzco, conocida como Mamá Rosa, se sincera ante León Krauze, a quien confiesa que desde los ocho años gustaba de jugar con niños de la calle y a los 13 dio el paso y adoptó al primero.

El periodista entrevistó para la cadena Univisión —cuya reproducción fue autorizada a publicarse en EL UNIVERSAL— a esta controvertida mujer, quien el próximo 24 de agosto cumplirá 80 años. En la charla, Mamá Rosa explica su visión de la vida, de la educación, de la familia.

¿Cómo empezó usted esta misión?

Desde los 8 años me gustaba andar ya con chavos. Daba catecismo en la catedral. Después, entré a una congregación que se llamaba la Elección de María. Yo era la presidenta. De ahí me dedique a andar con chavos de la calle y en cosas de los apostolados. Entonces me nació la idea de tener un hogar para ellos.

¿Qué edad tenía usted?

13 años. Lo que me decidió a recibir el primer chavo fue que un circo se fue de Zamora y dejó abandonado a un chavo. Ese chavito fue al seminario para ver si lo dejaban vivir y ahí lo remitieron conmigo que era la presidente de la asociación. Hablé con mis papás para que me dejaran tenerlo. Entonces en un hotel lo dejaron dormir. Vino otro chavo y también les dije a mis papás que lo quería tener y también le dieron de comer ahí y también se iba a dormir. Fue pasando el tiempo y vinieron otros. Entonces ya fui sintiendo la necesidad de que mis chavos tuvieran su propio espacio

En este principio ¿eran niños abandonados, huérfanos, de la calle?

De la calle, niños ordinariamente muy buenos, pero de la calle.

¿A sus padres les sorprendía lo que usted estaba haciendo?

Creo que pensaban que yo estaba loca y yo no discuto ese pensamiento. Creo que acertaron. Nos prestaron una casa a una cuadra de la mía y ahí comenzamos a tener nuestro propio espacio

¿Usted y cuantos otros niños?

Ya tenía como siete. Empezamos a tener nuestro propio espacio, a ser más independientes y a tener la necesidad de trabajar para comer.

¿Cómo se hicieron de dinero entonces?

En cuanto me fui de mi casa apareció un ángel guardián que se llamó Conchita Ramírez que me dijo: “no te preocupes: yo diario te voy a mandar un pan y un plato de caldo para todos”. Luego llegó otra persona y me dijo que era dueño del gas de Michoacán: “te vengo a traer una estufita y un cilindro”. Luego empezamos a hacer gelatinas y nos ibamos a venderlas. Eso fue en Hidalgo 37, junto a mi mamá. Crecimos y ya no cabíamos. Entonces mi mamá me prestó otra casa y ahí llegamos a ser como cien.¿Entonces su madre le presta otra casa?

Sí. Otra casa y ahí empezamos a recibir niñas. Porque primero eran puros chavos…

¿Cuándo se mudan a la casa que tienen ahora?

Mi mamá y mis parientes ricos me dieron para comprar un terreno por ahí del ’61.

¿Usted siempre concibió la casa también como una escuela?

A partir del ’56 o ’57 ya teníamos a los chavos dando clases en la casa. Pero no teníamos sistematizada la educación. Ya en el ’63 logramos la incorporación a la SEP y empezamos a extender certificados. Son 51 años con una escuela dentro de La Gran Familia.

Con el paso del tiempo, ya con cientos de niños, ¿cómo se mantenía la casa?

La gente nos apoyaba.

¿Cómo? ¿En especie?

Nosotros no recibimos tanto dinero al año. Más bien en especie. Pero muy, muy abundantemente. Es tan abundante...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR