Un gol con dedicatoria al cielo

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 31 (EL UNIVERSAL).- Fausto Quirarte nació en el barrio de Las Barranquitas, en la ciudad de Guadalajara. Era bueno con las manos y en las “cascaritas” siempre jugaba de portero. Quirarte tenía el sueño de jugar profesionalmente en el Guadalajara y ocupar el lugar de Fausto Prieto, cancerbero de las Chivas por los años 30.

Su sueño se cumplió. Don Fausto defendió con gallardía la puerta del equipo tapatío. A finales de los años 50 se retiró, dejando su legado en las piernas de uno de sus hijos, Fernando, a quien con el tiempo le llamaron el “Sheriff” y en 1986 anotó el primer gol de México en el Mundial del 86.

Unos meses antes, en enero de ese año, don Fausto decidió que era tiempo, quería mirar en el mejor lugar el juego donde su hijo haría historia. Se fue al cielo, a ver el partido en primera fila, en el mejor sitio para gritar un gol especial.

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