Guanajuato. El costo del agua que no llega al nuevo Bajío industrial

Daniela Pastrana, Jade Ramírez y Cristina Ramos

SILAO, Gto., agosto 11 (EL UNIVERSAL).- El Puerto Interior es un corredor industrial de interminable sucesión de logotipos de empresas, medianas y grandes, dedicadas sobre todo a proveer de autopartes a algunas de las más famosas marcas de automóviles del mundo. Está franqueado por una sede del Instituto Politécnico Nacional y coronado por una glorieta de banderas del mundo. En días laborales son una vertiginosa ruta para los negocios: ejecutivos de rostros redondos y ojos rasgados que hablan, en su mayoría, inglés y japonés.

El corredor de cemento, que antes fueron campos de cultivo cercanos al aeropuerto del Bajío, está afuera de la ciudad de León, dentro de los límites de Silao, un municipio catalogado por activistas de derechos humanos como el "nuevo Juárez", por su conversión de últimos años en una ciudad maquiladora.

La expansión industrial de estas dos ciudades detonó un crecimiento económico en el estado superior a 6% anual, arriba del resto del país.

Oficialmente se llama Puerto Interior, pero aquí le llaman Puerto Seco. Para crecer necesita millones de litros de agua que aquí no hay. Por eso, el gobierno estatal reclama el agua de Jalisco, que el gobierno federal prometió al estado de Guanajuato desde que impulsó formalmente el proyecto de la presa El Zapotillo, en 2005. Eso dicen los opositores al proyecto, aunque información oficial argumenta como objetivo "garantizar el suministro de agua potable para más de 1.5 millones de habitantes de las dos entidades".

La construcción del acueducto de 140 kilómetros, que cruzará desde Cañadas de Obregón, Jalisco, hasta la capital industrial de Guanajuato, está a cargo de la empresa Abengoa, de capital español. En 2011, Abengoa ganó la licitación para capitalizar el agua contenida en la presa El Zapotillo, que construye la méxico-española Fomento de Construcciones y Contratas (FCC). El contrato, por mil 600 millones de pesos, fue para el trasvase desde Río Verde, Jalisco, a Guanajuato, y la venta de agua. Pero seis años después, la construcción del acueducto no ha iniciado porque la obra está frenada por la oposición de pobladores de tres comunidades que serían inundadas, y por la falta de aceptación de los ganaderos y propietarios de predios por donde pasará el tubo: la región Altos Norte de Jalisco, importante franja ganadera.

Mientras eso se resuelve, la empresa, que se declaró insolvente en 2015, cobra los réditos de un proyecto por el que no ha puesto una sola piedra, y usa los contratos como garantía para pagar otras...

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