Haití: la muerte aún ronda en Jérémie

Misael Zavala, enviadoJÉRÉMIE, Haití, octubre 14 (EL UNIVERSAL).- La estela de muerte que dejó el huracán ?Matthew? en Haití continúa 10 días después. Mientras algunas familias sobreviven entre escombros, en la fosa común del Hospital San Antonio de la localidad de Jérémie, en la costa sur del país, una víctima más es enterrada en el mismo lugar donde yacen los muertos que dejó el cólera tras el terremoto de 2010.

Sólo con guantes y batas improvisadas, dos personas trasladan el cuerpo, que ningún familiar reclamó, en una camilla. Salen del hospital ?hecho ruinas? y caminan unos cuantos metros colina abajo para sepultarlo en la fosa común donde descansan en paz decenas de personas. Pero la naturaleza no da tregua. En punto de las 18:00 horas, la lluvia cae sin piedad sobre las casas que quedaron sin techo y las construcciones provisionales en esta población de la zona montañosa y costera, la más pobre de Haití y la más afectada por el huracán.

No hay vivienda sin daños ni árbol que se mantenga en pie, como si una gigantesca masa hubiera aplastado sin piedad la zona sur de Haití. Es un panorama apocalíptico, dantesco y de pesadilla para miles de familias que se baten sin cuartel, ahora, contra enfermedades infecciosas, epidemias, falta de comida y agua.

La ruta de la destrucción

Al tomar la ruta nacional número 7, desde los municipios montañosos de Camp Perrin, pasando por Duchity y Beaumont, hasta llegar a la costa en las localidades de Roseaux y Jérémie, pareciera que ?Matthew? siguió los caminos y destruyó todo a su paso. De costa a costa, en la zona sur, se escuchan los gritos de auxilio de la población que desde hace algunos días padecen la falta de alimentos y agua potable. La ayuda que ha llegado de la comunidad internacional no alcanza para los miles de damnificados que se han quedado en la pobreza extrema.

Kerlette, de casi 80 años, refleja en su mirada el pesar de una población montañosa que vio destrozado el poco patrimonio que tenía. ?Vi cómo el viento destruía todo, cómo se llevaba mis animales. Yo sólo me resguardé en una esquina de mi casa y no supe más?, narra entre los escombros.

Sus vecinos también lo perdieron todo, algunos enterraron ya a sus familiares y otros mantienen la esperanza de encontrar a sus desaparecidos.

A cada automóvil o camión que pasa por el camino de terracería junto a su casa, en Beaumont, Kerlette se acerca y ?sobándose el estómago? pide algo de comida o agua, pero pocos son los que se apiadan. Su edad...

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