La huella de Japón en la Revolución Mexicana

(Material trasmitido por el servicio de Sindicado el día 19 de Noviembre 2017)La comunidad de migrantes japoneses tuvo grandes aportaciones antes, durante y después de los enfrentamientosAarón BarreraCIUDAD DE MÉXICO, noviembre 20 (EL UNIVERSAL).- La Revolución Mexicana constituye un importante periodo para la constitución de lo que sería el México moderno del siglo XX, pero más allá de la imagen generalizada que existe al respecto ?disputas entre cacicazgos y violentos ejercicios de poder en busca del dominio político?, significó también una reconfiguración que daba algunos indicios de la muy posterior globalización. Tal fue el caso de los inmigrantes japoneses que participaron en aquel momento fundacional de nuestro país.

De acuerdo con el historiador Sergio Hernández Galindo, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), la participación de los japoneses en la Revolución fue resultado, en primera instancia, del desarrollo industrial durante el régimen porfirista.

"La expansión económica mexicana fue el gran motor de aquella migración, así como la explosión demográfica de Japón; el gobierno nipón necesitaba expulsar mano de obra del país, que era una pequeña isla del tamaño de Chihuahua con alrededor de 70 millones de habitantes... antes de la guerra había alrededor de 15 mil migrantes en México, pero muchos de ellos se iban a Estados Unidos o regresaban a sus comunidades, pero al estallar la Revolución había cerca de seis mil japoneses ya establecidos en el país", explica.

El gobierno de Díaz acordó con el gobierno japonés abrir la contratación a migrantes de aquel país como mano de obra. El primer grupo organizado arribó a finales del siglo XIX para cultivar café en el Soconusco, Chiapas, bajo condiciones adversas y en comunidades remotas.

Hernández Galindo, autor de libros como Los que vinieron de Nagano. Una migración japonesa a México y La guerra contra los japoneses en México durante la Segunda Guerra Mundial, relata que gran parte de los obreros asiáticos que llegaron después se instalaron en ingenios azucareros, principalmente en Oaxaca y Veracruz; en minas de carbón, en Coahuila y Chihuahua; o en el valle algodonero de Mexicali, que abrió en 1913 y que en poco tiempo sería uno de los mayores productores del mundo. Sin embargo, su participación económica no se limitó a estas actividades.

En Baja California, por ejemplo, había abundancia del molusco carnoso...

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