Huérfanos. Los niños olvidados del narco

Ruth Salazar, Dulce García y Cyndi Pérez

MORELIA, Mich., abril 29 (EL UNIVERSAL).- A sus 12 años Luis ingresó a las filas del narcotráfico como un empleado más. Su deseo era comprarle una casa a su mamá y pensó que la única manera en que lo lograría era uniéndose a quienes le dieron una pistola y, en poco tiempo, dinero, pero insuficiente.

Luis nació en Apatzingán, en la comunidad de Cenobio Moreno, parte de lo que fuera el epicentro del "Cártel de Los Caballeros Templarios", grupo delictivo surgido en el estado de Michoacán en 2011. Hoy tiene 18 años y sabe que dentro de toda la organización, él es el eslabón más débil.

Gregorio López Gerónimo, mejor conocido como "El Padre Goyo", se ha dedicado a ayudar a las víctimas de la violencia a través de su asociación Cristos, la cual calcula que en 2014 ya había 4 mil 800 huérfanos en Michoacán y más de 2 mil 500 viudas.

Desafortunadamente las cifras de "El Padre Goyo" son unas de tantas que pululan en registros no oficiales o en documentación de organismos internacionales. El gobierno mexicano no cuenta con un censo de los huérfanos, víctimas de la delincuencia organizada.

Hasta noviembre de 2017, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Michoacán sólo contaba con 414 niños puestos a disposición de una institución para su cuidado y educación en toda la entidad. Todos relacionados en algún tipo de delito violento.

Información solicitada en el DIF de Michoacán señala que no cuenta con censos especiales para conocer el número de niños y jóvenes en riesgo, mucho menos la cifra de los huérfanos, porque el trabajo es "100% preventivo", advirtió la directora de Asistencia e Integración Social del Sistema DIF en Michoacán, Gabriela Perusquía Carreras.

La institucionalización de los niños es el último recurso por "ley y humanidad", aunque eso signifique dejar a los menores a resguardo de un familiar, que no está apto para atender a los niños.

Según los testimonios recabados con funcionarios del DIF estatal, son dos las razones por las cuales esta institución omite dar continuidad a los casos de los niños huérfanos en resguardo de un familiar: la primera, que los trabajadores sociales no pueden obrar con libertad y seguridad en algunas regiones de Michoacán, como la de Tierra Caliente; la segunda, la falta de personal calificado, debido a pugnas sindicales.

Aunque según Perusquía Carreras, "dice la teoría que si hay un niño huérfano, tiene que estar puesto a disposición de una institución, si perdieron...

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